martes, 23 de noviembre de 2010

Incalificable

Alfonso Ussía en La Razón

Cenábamos un grupo de amigos en casa de los Cela. En los postres, don Camilo sacó a colación su adivinanza preferida: «En la Academia hay siete maricones. A ver si sois tan listos y adivináis quiénes son». De haber sido grabado ese reto privado en nuestros días, don Camilo José de Cela, Premio Nobel de Literatura y Sumo Sacerdote de las letras españolas, habría sido acusado de peligroso homófobo por la izquierda sin talento.

(...)

Salvador Sostres es un gran columnista, y da en la diana continuamente, y molesta sobremanera. El politburó del sistema lo ha condenado. Ya ha sido objeto de algún insulto grosero y de un intento de agresión. Su actuación fue incalificable. Es decir, que no se puede calificar porque sus palabras pertenecen al ámbito privado. Las robó con deslealtad algún técnico de Telemadrid, que ni corto ni perezoso entregó la grabación a la SER y al Grupo Prisa. Ése o esos técnicos son los que se tienen que disculpar por su nulo sentido de la profesionalidad y el respeto por la empresa que les paga. «Son palabras vomitivas», dijo el vicepresidente Rubalcaba, que gasta sus minutos en estas minucias. No, don Alfredo. Son incalificables. No en sentido peyorativo, sino en sentido lineal, vertical y horizontal. No se pueden calificar porque eran palabras privadas hechas públicas mediante la deslealtad.

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Y algunos insultan a Ussía por "reírle la gracia" a Sostres. Ussía, como cualquiera, puede reírse en privado de lo que le venga en gana. ¡Hasta ahí podíamos llegar! ¿Acabarán poniéndonos cámaras en las casas para saber de qué hablamos y de qué nos reímos? Ni Nostradamus ni nada. Para profecías, las de Orwell.

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Los espectadores saltaban y gritaban enfurecidos tratando de apagar con sus gritos la perforante voz que salía de la pantalla. La mujer del cabello color arena se había puesto al rojo vivo y abría y cerraba la boca como un pez al que acaban de dejar en tierra. Incluso O'Brien tenía la cara congestionada. Estaba sentado muy rígido y respiraba con su poderoso pecho como si estuviera resistiendo la presión de una gigantesca ola. La joven sentada exactamente detrás de Winston, aquella morena, había empezado a gritar: «¡Cerdo! ¡Cerdo! ¡Cerdo!», y, de pronto, cogiendo un pesado diccionario de neolengua, lo arrojó a la pantalla.

(
George Orwell. 1984)

Smiley osado

Carlos Rodríguez Braun en La Razón

El domingo brindó Smiley una nueva prueba de su intrepidez en la entrevista con el director de «El País»: «Voy a convocar a las 25 grandes empresas del país para acelerar la recuperación». Él es así, nombra una comisión, lo más importante es la foto, y nos recupera. «Tenemos que sanear la economía», anuncia, como si no se estuviera saneando a su pesar. Y por supuesto, todo lo que hace es social, antes porque gastaba y ahora porque nos garantiza una muerte digna.

Fumarse encima

Javier G. Ferrari en La Razón

España, que hoy es una gran cola, una gran sala de espera al raso, va a asistir a una nueva prohibición a las que tan aficionados son estos progres que se preocupan muchísimo por nuestra salud, que quieren procurarnos una muerte digna, pero que han llevado a la pobreza, casi a la inanición, a un buen puñado de ciudadanos que cada día se acercan a las colas del INEM y que, si prospera la última genialidad, no podrán echar un pitillito y tendrán que conformarse con comerse las uñas, si es que les quedan uñas que comer.

Mi querida España

Antonio Burgos en ABC

Aquí hemos pasado de una familia con las riendas en una sola mano —las de la autoridad y las obligaciones, la responsabilidad— a las riendas en manos de todos, absolutamente de todos, y no hay quien sepa quién manda en el carro, quién en la caballería. Todos nos creemos con derecho a la autoridad, tengamos la edad que tengamos; todos nos sentimos cabeza de familia para mandar, no para obedecer o para aprender. Nos hemos comido los terrenos propios y los ajenos, y no sabemos ya dónde clavar el diente.

La barbarie y el tedio

Tomás Cuesta en ABC

Mientras Lord Hartington —que fue, según André Maurois, el más inglés de los políticos ingleses— ponía énfasis en las virtudes del bostezo, Théophile Gautier, en la otra trinchera, alumbraba un conjuro obsesivo y maléfico que todavía hoy es un grito de guerra: «Plutôt la barbarie que l'ennui!». Que venga la barbarie y nos redima del tedio. Y acabó viniendo. Mucho antes de lo que el luminoso Gautier podía imaginarse. El siglo veinte ha sido, sin duda, el menos aburrido de los siglos europeos. Aunque haya habido que pagar tanto entrenamiento con cifras portentosas de cadáveres. Ni la Alemania nazi ni la Rusia bolchevique, ni siquiera la histriónica Italia mussoliniana, fueron precisamente reinos del tedio. La muerte es la mar de entretenida.

Perseveramos hoy en una variedad fofa de las políticas divertidas. Lo público está en manos de bárbaros chistosos y de zombis risueños. Todo es puro «entertainment», gesticulación grotesca, desplantes chocarreros. La política, ahora, es un hipermercado emocional en el que se especula con estímulos en vez de con ideas. La casta gobernante (que ni es casta ni cauta, como se acaba de poner de manifiesto) ha transformado a los electores en clientes y, con la excusa de elevarle la moral, intenta programarle la entrepierna.

OTAN, contra el relativismo

Florentino Portero en ABC

Parece que el clima de crisis que nos envuelve está haciendo reaccionar a esta vieja cultura occidental hasta el punto de reivindicar aquello que le caracterizó y que en estas últimas décadas despreció: el convencimiento de que es posible distinguir el bien del mal, lo justo de lo injusto y, por lo tanto, rechazar el principio relativista de que casi todo vale, de que no somos quién para juzgar los comportamientos de musulmanes, hindúes, chinos… Los derechos humanos no entienden de culturas.

No me toques el culo

Charles Krauthammer en Libertad Digital

Nos convencemos de que pasar por toda esta estupidez es un pequeño precio que tenemos que pagar para garantizar la seguridad del transporte aéreo. Tonterías. Esto no tiene nada que ver con la seguridad: el 95% de estas inspecciones, registros, descalzados y cacheos son ridículamente innecesarios. La única razón por la que seguimos pasando por esto es que tenemos demasiado miedo incluso a plantear el tabú absurdo contra emplear perfiles, pese a que el del terrorista aéreo es preciso, concreto, perfectamente definible y universalmente conocido. De manera que en lugar de buscar terroristas, buscamos tubos de gel en las bolsas de los cochecitos.

(...)

Esta vez has ido demasiado lejos, Gran Hermano. Has despertado al gigante dormido. Coge mis zapatos, quítame el cinturón, hazme perder el tiempo y pon a prueba mi paciencia. Pero no me toques el culo.

¿Era Irlanda demasiado libre?

Ignacio Moncada en Libertad Digital

Los gobernantes europeos han aprovechado la ocasión para chantajear a Irlanda para que suba sus impuestos, haciéndonos creer que el problema es que era demasiado libre. Que sus políticos quitaban demasiado poco dinero a los irlandeses, vamos.


(...)

El problema no fueron los bajos impuestos, ni una excesiva libertad económica. La causa del colapso fue la salvaje expansión monetaria ejecutada por los bancos centrales –que son órganos de planificación centralizada– y la fijación de tipos de interés artificialmente bajos, que provocaron burbujas arbitrarias allí donde las autoridades monetarias iban señalando. Por ese motivo, y no por los bajos impuestos, el sector inmobiliario sufrió una subida de precios de un 187%. Esto a su vez provocó una hipertrofia bancaria, de forma que el tamaño de los pasivos bancarios se disparó hasta ser diez veces el PIB del país. Ahora que el precio de los activos, las casas, se ha desplomado, el agujero financiero que resulta ha arrastrado al gobierno en su primer intentó de taparlo, y requiere un rescate que hipoteca a los contribuyentes europeos y pone en peligro al euro.

La incapacidad psicológica de ZP

Emilio J. González en Libertad Digital

Zapatero está incapacitado para gestionar la crisis. No me refiero en términos políticos, que también, sino en términos psicológicos, porque le da tanto miedo tomar las decisiones adecuadas y éstas van en contra de su ideología más profunda que ZP hoy se encuentra perdido, sin coordenadas y sin saber encontrar una salida a su situación. Parece, en definitiva, más un zombi que un presidente y a los zombis, por su propia naturaleza, es mejor enterrarlos lo antes posible.


Este hombre merece una "muerte (política) digna"

Mar adentro, otra vez

Cristina Losada en Libertad Digital

"La ley del buen morir socialista sí viene, en realidad, a cubrir una carencia, pero no sanitaria, sino política. Sirve de anzuelo ideológico y dará pie a fabricar una falsa disputa entre progresistas compasivos e integristas partidarios del sufrimiento. Regular la muerte es una vieja obsesión del ejecutivo. A los pocos meses de alcanzar el poder, el primer acto social de Zapatero fue asistir, con la mitad de su gabinete, al estreno de Mar adentro, un alegato a favor de la eutanasia. Siempre se reviste de derecho individual, pero el individuo queda indefenso, como muestra el caso de Holanda. Ha surgido en esta izquierda una fascinación por la eutanasia que responde a su afán de llevar la intervención del Estado a todos los asuntos de la existencia, de la cuna a la tumba. Y, claro, seréis como dioses..."


Desde la cuna no, desde el útero materno.

Matarile, rile, ron

Fray Josepho en Libertad Digital

El socialismo desea
llevar su pleno poder
al niño que va a nacer
y al abuelo que flaquea.
Y así, según esa idea,
por más que nos horripile,
quieren darles, sin perdón,
¡matarile,
rile, ron!

Això no toca

José García Domínguez en Libertad Digital

Parece que los periodistas domésticos presentes en el debate de TV3, unánimes, prorrumpieron en una cerrada ovación a Artur Mas cuando dio en increpar al candidato de Ciudadanos, tildándolo de "maleducado". Un testimonio de inquebrantable adhesión al mando que viene a corroborar la vigencia de la psicología de Pávlov más allá del ámbito estrictamente canino. Por cierto, la ordinariez de Rivera llegaría al extremo de mentar el desfalco del Palau. Vulgaridad a la que tanto ese antiguo empleado de Prenafeta que responde por Mas como el cesante don José darían la callada por respuesta.

(...)

Millet, viendo que el chico era un buen patriota, le regaló un talón al portador que cubría todas las deudas impagadas de aquel chiringuito, el PI. Es lástima que la concejal Itziar González no gastara un alma tan cándida como la del patriota Colom. Millet, pedagógico, le explicó que había que recalificar un solar, por lo del hotel. Sus compañeros del Ayuntamiento de Barcelona se lo volvieron a explicar. Era muy sencillo, solo tenía que firmar un papel. Apenas eso. Pero no lo entendía. Ahora ya no es concejal: el PSC se ha deshecho de ella. No obstante, continúa llevando escolta: todavía hoy está amenazada de muerte. Y el servicio, batiendo palmas.

Esquizofrenia lingüística

Guillermo Dupuy en Libertad Digital

Las "normalizaciones lingüísticas" y las "ingenierías sociales" para mayor gloria de la "construcción nacional" vuelven a muchos un poco tarumbas. Un buen ejemplo de ello nos lo daba recientemente Alicia Sánchez Camacho a raíz de sus declaraciones en el Avui, en las que decía que reñía a su hijo si le hablaba en castellano. Mucho se ha dicho –y con razón– de lo poco creíble que fue su posterior desmentido, en el que la dirigente del PP catalán aseguraba que lo que dijo en realidad era que reñía al niño cuando "mezclaba palabras". Por increíble que resulte ese desmentido si tenemos en cuenta que Avui ni ha corregido ni se le ha obligado a corregir nada, no menos increíble es que Sánchez-Camacho haya seguido manteniendo en todo momento que su hijo "tiene como lengua materna el catalán" cuando la madre del niño es ella, Alicia Sánchez-Camacho, una catalana hija de emigrantes de Ciudad Real y Andalucía que tiene como lengua materna el castellano.

Claro que, ¿qué mayor esquizofrenia que esa que proclama al catalán como única "lengua propia" de los catalanes, excluyendo así a la que más de la mitad de ellos tiene como lengua materna y que todos ellos comparten con el resto de los españoles?

Frente a inmersión, libertad de elección

Editorial de Libertad Digital

Ya sean muchos o pocos los catalanes que estén a favor de la inmersión lingüística, el hecho es que esta ley vulnera el principio de libertad de elección de los padres y consagra el monolingüismo de curso obligatorio. La cuestión no es imponer el castellano o el catalán sino algo tan elemental como dejar elegir a los padres en cuál de las dos lenguas cooficiales quieren que se eduquen sus hijos. Si luego el 100% decide que prefiere el catalán, bienvenido sea. Lo importante es que esta unanimidad no se deba a la coacción estatal, sino a la decisión libre y soberana de los individuos, en este caso de los principales responsables de la educación de los niños, que no deben nunca ser los políticos, sino sus padres.