jueves, 16 de diciembre de 2010

15 de enero

Rafael Martínez Simancas en ABC

«La aldea está en peligro, necesitamos una nueva marmita de pócima mágica para resistir el avance del César», no es un fragmento de «Astérix y Obélix», es la parte esencial de la declaración de intenciones que recoge la petición de ampliación del estado de alarma. Cámbiese Astérix por Rubalcaba y manténgase al César, (Cabo), como la amenaza que socava los principios de unos galos. Para mayor dramatismo cójase una foto cenital de «Google maps» y rodéese con un círculo rojo el entorno de La Moncloa, ahí aparecerá la aldea, y todo lo que la rodea es el peligroso mundo exterior.

(...)

El 15 de enero, cuando termina el poder extraordinario que otorga un real decreto, es el «non plus ultra» de los cálculos gubernamentales. Más allá existe un horizonte lleno de monstruos que acechan, y lo que no son pensiones son recortes sociales. Sólo el ron puede mejorar la pócima.

El inexistente subdesarrollo

César Vidal en La Razón

Una nación que ha dado a Cervantes, a Lope de Vega, a Velázquez o a Goya y que ha creado arquetipos como la Celestina, Don Juan o el Quijote difícilmente puede ser considerada subdesarrollada desde una perspectiva cultural. (...) No, esta nación no padece de subdesarrollo. Lo que sufre realmente es un hiperdesarrollo de tantas instancias que tiene como consecuencia directa también el de la deuda, el déficit y la corrupción. Vamos que, al final, lo que va a dar al traste con todo no va a ser el subdesarrollo sino todo lo contrario.

Sí podemos decidir por ti

GEES en Libertad Digital

El problema no está en que aquellos que o son acreedores del dinero que se nos presta o bien garantizan que se nos pueda seguir prestando, estén exigiendo algo a cambio. Esto es lo normal. El problema es que el Gobierno socialista de España ha dilapidado la soberanía, dejándola en manos de comunidades autónomas, por abajo, y, por arriba, en las de la UE, debido a la imposibilidad de financiarnos con nuestros recursos. Es un alivio, en esta tesitura, pertenecer a la UE y al euro, en el que entramos por Aznar –tachado de antieuropeísta– y no por Felipe –que anda dando lecciones europeas hasta por escrito– ni por Z –que decía aquello tan gracioso de los primeros en Europa en los tiempos ya pasados de la Constitución–. Sin embargo, a largo plazo la cuestión es preocupante y requiere arreglo. Una nación soberana, de serlo España, aunque tenga las cortapisas naturales de sus compromisos jurídicos, y de las limitaciones de la realidad, no puede dejar que su política se decida fuera, porque deja de ser democrática. Este es el fabuloso legado de los que hoy son inquilinos de La Moncloa: la ruina económica, la evaporación de la democracia, y la delicuescencia moral.

Un arrogante spot publicitario decía: no podemos conducir por ti. Eso era el Ministerio del Interior, porque, visto lo visto, Merkel sí puede. Y de paso evita que lo haga nuestro ministro del Interior, que no es poca cosa.

Juguetes sexistas

Alberto Gómez en Libertad Digital

Ya estamos en navidades, viene Papá Noel (y Noela) y los niños están por unos días en sus casas fuera de las garras de los pedagogos. Pero ni aún así están libres del sistema del adoctrinamiento, porque la élite dirigente ha roto todos los límites en su ansia bulímica de superioridad moral, promulgando fatwas contra todo lo que va contra su sentido estrechísimo de lo que para su entender es bueno, correcto y racional, a partir de su limitadísima y sectaria visión del mundo.

En este caso hablamos de la campaña que se nos viene encima contra lo que llaman "juguetes sexistas".

(...)

El juego es una cosa y la enseñanza y la educación otra muy distinta y nunca se debe abordar lo segundo como si fuera lo primero. El programa educativo de los socialistas, basado en el determinismo cultural es un perfecto anti-ejemplo de lo que se debe hacer: los pedagogos quieren que los niños aprendan materias escolares como si fuera un juego, cosa imposible. Al mismo tiempo, reprimen los juegos de los niños como si fueran conductas antisociales y desprecian los gustos de las niñas y su aversión al riesgo como si no tuvieran el efecto de una educación represora. Ese antimasculinismo y antifemeninismo explica muchas cosas. El progresismo está en oposición a cualquier noción sensata de educación y de desarrollo sano de la personalidad de los niños.


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En resumen: los niños tienen que aprender lo que deben de aprender y tienen que jugar a lo que quieran jugar. Como se ha hecho siempre. Pero esto tan sencillo, no les entra en la cabeza a los giliprogres ni a los pedabobos. Y a los pedabobos giliprogres, menos.

"Stop breaking my balls"

Quim Monzó en La Vanguardia

Apesta eso de rebautizarlo todo con palabras inglesas. Comenzaron hace décadas, sacándose de la manga lo del bacon y han acabado llamando noodles a los fideos de los restaurantes chinos. El grado de majadería ambiental es espectacular.

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A todos esos enrollados de tres al cuarto podríamos llamarlos assholes, que sería un trend de lo más fashion. En el Time Out recogían el otro día una escena vivida en un bar de Sant Joan Despí. La camarera y unos alemanes intentan entenderse y, viendo que no hay forma, la camarera se gira hacia la cocinera y le pregunta: “Alicia, ¿cómo se dice beicon en inglés?”.


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Pues está de coña que lo cuenten en el Time Out...