domingo, 23 de noviembre de 2008

"Em poses un tallat, si us plau?", por Eva Miquel Subías en Libertad Digital

Es de agradecer la aplastante sinceridad con la que el periodista Toni Soler se ha expresado en una reciente entrevista en TV3. He escuchado parte de las respuestas que le iba facilitando a su colaborador y amigo Albert Om, en referencia al libro que acaba de publicar y que lleva por título Amb llengua o sense (Con lengua o sin ella) y desde luego, no se puede calificar ni de ambiguo ni de titubeante. Bien clarito lo ha dicho el muchacho.

He de confesar que sigo de manera casi habitual Polònia, el espacio que dirige y presenta en la televisión autonómica catalana y francamente, lo paso bien. Las sátiras que hacen de nuestros políticos, algunas más graciosas que otras, me suelen hacer pasar un buen rato y créanme, he intentado dejar siempre a un margen cualquier tipo de connotación ideológico-política en cualquiera de los programas en los que ha participado Toni Soler. Siempre he pensado que estaban bien hechos y el presentador los ejecutaba de forma más que eficaz. Además, si así no lo hiciera, pocos programas realmente podría ver, tanto en Cataluña como en el resto de España.

Ahora bien, la absoluta franqueza del personaje no resta lo más mínimo el calado de sus declaraciones, más bien todo lo contrario, asusta un pelín.

A la pregunta sobre si el castellano está discriminado en Cataluña, Toni Soler reconoce que sí, que hay personas castellanohablantes que consideran conflictivo que su hijo no se pueda escolarizar en castellano y, por otro lado, están las personas catalanoparlantes a las que le parece –y se incluye– conflictivo el hecho de pedir en una cafetería un "tallat" y no les entiendan. Se trata –prosigue– de un conflicto propio de sociedades modernas, plurales y mestizas, como la catalana y sí, existe una discriminación del castellano por la simple razón de que existe una política a favor del catalán, que es la política que han decidido democráticamente los sucesivos Gobiernos de la Generalitat. Y concluye apuntando que cuando se favorece una lengua se perjudica a otra y se hace para compensar una situación histórica inversa que se debe admitir y no negarlo por miedo a qué dirá "el Losantos".

Bien. De entrada, todo el mundo sabe en Cataluña lo que significa un "tallat", sea la procedencia del camarero argentina, colombiana, italiana, de Cáceres o de Avinyonet de Puigventós. Pero aunque así no fuera, comparar el hecho de pedir un café cortado en un establecimiento al hecho de no poder escolarizar a tu hijo, ya no en una única lengua, simplemente en ambas pero en igualdad de condiciones, es, cuanto menos, frívolo. Y preocupante, muy preocupante.

Y por cierto, las sociedades modernas, plurales y mestizas, no discriminan, porque eso constituye en sí mismo, una contradicción. Y mucho menos, sancionan. Quienes lo hacen son, precisamente, las sociedades arcaicas, retrógradas y mentalmente diminutas, que confunden voluntariamente el bilingüismo con una diglosia, propia de colectivos con insuperables complejos de inferioridad. Esa es la cuestión. Y la poderosa y eficiente manipulación política por parte de personajes con ridículos aires de grandeza, por supuesto.

¿Cómo hemos podido llegar hasta este punto? La sociedad catalana no ha tenido nunca problemas de convivencia lingüística, cada cual se ha expresado en la lengua en la que le ha resultado más cómoda, con la se ha manejado mejor o simplemente dependiendo del contexto, del interlocutor y de las circunstancias. Estamos convirtiendo una situación privilegiada de riqueza cultural, de armoniosa interrelación de dos lenguas en un conflicto estéril, hueco y empobrecedor. Además de una clamorosa pérdida de tiempo.

Dice Soler que tenemos el derecho a hablar en la lengua con la que hemos crecido y nos hemos declarado a nuestras novias o novios o la que hablamos a nuestros hijos. Por supuesto. Y yo sería la primera en defenderlo si así no pudiera ser, al igual que lo hago y lo haría con otras muchas cuestiones que afectan directamente a la libertad individual. Pero ¿cuándo ha habido problemas con ello? Una servidora ha leído y sigue leyendo en catalán, ha amado profundamente en el pasado en catalán, sigue escuchando música catalana –en catalán o en castellano, porque ambas lo son–, y continua hablando con numerosos amigos en catalán. Y sigue amando a su tierra, cómo no, pero no de la manera en la que unos pocos deciden cómo se debe hacer.

Pero, ¿saben lo curioso del tema? Pues que personajes como Albert Boadella, Francesc de Carreras, Eugenio Trías, Arcadi Espada o Rafael Argullol hablan un catalán mucho más bello, armonioso y preciso del que el actual presidente de la Generalitat, por poner sólo un ejemplo, llegará a manejar jamás. Y eso es lo que realmente les pone a muchos de los nervios. Y ya se sabe que, en ocasiones, el fanatismo del converso es letal.

"Bernardito no tiene derecho", por Maite Nolla en Libertad Digital

Yo les quería hablar de Bernardo Ortiz, un niño monísimo, que tiene apenas unos meses de vida, que ha nacido en España –Lérida es España, de momento–, es hijo de un español y las leyes españolas le otorgan la nacionalidad española. Es pequeñito, pero es español. Sin embargo, Bernadito no tiene derecho al cobro de los dos mil quinientos euros del famoso cheque bebé porque su madre es japonesa, aunque lleva residiendo legalmente en España más de un año.

Casualidades de la vida, me enteré de esto el viernes pasado, cuando su padre me lo explicó, y el domingo se publicaba en La Razón una reseña de la protesta de unos padres que se encuentran en la misma situación.

El origen está en la Ley 35/2007, de 15 de noviembre, que regula el cheque bebé. Si bien la exposición de motivos de la ley menciona un porrón de veces la importancia de la familia y del artículo 39 de la Constitución española, la ley es discriminatoria –algo que se ha puesto de moda en la España zapatera del catálogo de derechos y libertades de las cejas– y los niños españoles de padre español y madre extranjera, aunque ésta sea residente legal, no tienen derecho a cobrar el cheque.

Como les decía la exposición de motivos habla de:

La protección adecuada de la familia. De la familia como un elemento esencial de la sociedad. De incrementar el apoyo otorgado en nuestro país a la familia (...) dado que merece una protección prioritaria. De que la prestación trata de compensar los gastos ocasionados por la incorporación de un nuevo hijo a la unidad familiar y que viene a complementar, en el ámbito de apoyo a las familias y de facilitar una integración efectiva de las políticas de apoyo a las familias.

Mentira todo.

Para abreviar, decirles que la ley ayuda únicamente a las madres, españolas o extranjeras residentes éstas últimas en España de forma legal durante, al menos, dos años. Es decir, un niño español, nacido en España de padre español y madre extranjera, residente legalmente en España, pero durante un periodo inferior a dos años, no tiene derecho a los dos mil quinientos euros, a no ser que la madre muera, que no es plan.

Sin discutir la bondad de las ayudas –que sería otro tema–, lo que no pasa es la desigualdad y la injusticia consagrada por el Gobierno que más presume de lo contrario. Como no debería ser de otra manera, el derecho a los dos mil quinientos euros deberían tenerlo cualquiera de los dos padres por el nacimiento en España de un niño español; y respecto a los padres extranjeros, establecer un tiempo de residencia legal, pero nunca discriminar a los padres españoles que tengan niños españoles en España, que parece mentira tener que decirlo.

Es de suponer que la pobre Bibiana de esto no tiene ni idea, como de todo lo demás. Le iba a explicar, señora ministra, que la ley es inconstitucional y que usted, como ministra del ramo, es la primera responsable; pero da igual, que no quiero abrumarla. Hablando de algo que usted domina, si vuelve a comunicarse vía satélite con Nicole Kidman, dígale de mi parte que se ha pasado con la silicona.

"Doña Cristina me quiere gobernar", por César Vidal en La Razón

Aún estaba yo intentando asimilar la noticia dada por Garzón de que Franco ha muerto cuando me enteré de que en medio de un acto de apoyo al que Leguina ha llamado «Juez campeador», Cristina Almeida se refirió a mí. Bueno, más que a mi se refirió a mis libros para indicar que no le gusta verlos cuando entra en El Corte Inglés y que hay que quemarlos junto con los de otros autores cuyos nombres no citó. Confieso que la noticia me sumió en una perplejidad casi tan grande como la de enterarme de que Franco ha fallecido. Por un lado, no terminaba yo de entender qué podía tener contra mis novelas infantiles o mis libros de teología doña Cristina. Es verdad que también arremetió contra la Madre Maravillas, pero yo no la cito en ninguna de mis obras. Pensé a continuación que como era 20 de noviembre la señora Almeida había saltado de lado y de la izquierda se había pasado a ese nacional-socialismo alemán que hizo bueno lo de que «quien comienza quemando libros acaba quemando personas». Pero lo descarté porque la señora Almeida a un patrón de belleza ario no corresponde y no me consta que domine la lengua de Goethe. Y entonces me pregunté si podría haber escrito algo que pudiera doler a doña Cristina. Por ejemplo, la historia de Manuel y Antonio Almeida. Al estallar la Guerra Civil, Manuel Almeida fue detenido por los milicianos del Frente Popular ya que había actuado en la preparación del golpe de julio de 1936. Tuvo suerte por varias razones. La primera porque no fue fusilado como millares y la segunda porque el 14 de agosto, las tropas de Yagüe llegaron a Badajoz. Por cierto, que los Regulares de Asensio avanzaron con más rapidez gracias a la ayuda de Antonio Almeida que era natural de la zona. Antonio sabía que su hermano estaba en una checa del Frente Popular y convirtió en prioritario sacarlo antes de que, a la desesperada, los otros lo asesinaran. Propuso, pues, al mando un plan audaz que tuvo éxito. Así, franquearon los Regulares, guiados por Almeida, la Puerta de la Trinidad, cruzando el foso de Rivillas y evitando el fuego de las murallas. De esa manera, llegaron a la Puerta de Carros y lograron liberar a Manuel Almeida. A Antonio Almeida se refirió elogiosamente Yagüe y es lógico que lo hiciera porque destacó militarmente y ahorró vidas de compañeros. No creo, sin embargo, que los Regulares se abrieran paso por las calles de Badajoz preguntando cortésmente a los que se cruzaban con ellos donde estaba el Almeida detenido. Por lo que se refiere a éste, a Manuel, ha señalado el historiador Antonio Manuel Barragán que colaboró en la represión de Badajoz tan propagandísticamente aireada por los prorrepublicanos. Continuó la guerra enrolado en una Bandera de la legión y fue redactor de «Hoy». Incluso dejó constancia escrita de sus sufrimientos en la checa donde había esperado que lo liberaran las fuerzas alzadas. En la posguerra, Manuel Almeida hizo carrera en el franquismo e incluso tuvo una hija que recibió en el bautismo el nombre de Cristina. Pero de esto yo hasta la fecha no había escrito absolutamente nada. De modo que sigo sin entender porque Cristina Almeida quiere quemar mis libros y me pregunto: «¿no será que me quiere gobernar?».

"El PP entre la resignación y la esperanza", Editorial de Libertad Digital

El sábado el Partido Popular celebró varios congresos provinciales, entre los que destacan el de la provincia de Barcelona y el de Nuevas Generaciones de Madrid. En el primero, Antonio Bosch, candidato apoyado por Alicia Fernández Camacho y los hermanos Fernández Díaz, ha sido elegido nuevo presidente del PP en la principal circunscripción catalana. Santiago Gotor, respaldado por la catalanista Montserrat Nebrera, no consiguió el número de avales necesarios para presentar una candidatura alternativa. Estas circunstancias ilustran la confusión y desorientación imperante en varias regiones de España, donde los militantes del PP sólo pueden optar entre los de siempre y una supuesta y a menudo engañosa renovación.

Muy distinto ha sido el congreso de Nuevas Generaciones de Madrid, en el que se ha apostado de forma clara y sin complejos por un proyecto liberal basado en la igualdad ante la ley, la libertad económica y un Estado limitado aunque firme en la defensa de la democracia y efectivo en la lucha contra las amenazas a la unidad de España. Frente al paternalismo de la izquierda, los jóvenes madrileños del PP propugnan un sistema que fomente la responsabilidad y la iniciativa individuales. Además, no han faltado las denuncias a las falacias del socialismo y el colectivismo, uno de cuyos mejores ejemplos es la simpatía que buena parte de la izquierda española siente hacia distintos regímenes totalitarios.

Por su parte, José María Aznar animó a los miembros de su partido a presentar una alternativa al PSOE y señaló que en política uno debe aspirar a ganar, no a empatar. También ha recordado las incoherencias de Rodríguez Zapatero y su falta de principios, y en un tono parecido al usado en la ponencia política de la organización juvenil, ha atacado las recetas trasnochadas de una socialdemocracia fracasada. Igualmente, Esperanza Aguirre centró su discurso en exponer las traiciones de la izquierda a la democracia y a la libertad y a reivindicar la rebeldía contra las dictaduras que, como la cubana, cuentan con el beneplácito del actual Gobierno de España.

En definitiva, un congreso que apuesta por una auténtica renovación que pasa necesariamente por el cuestionamiento del discurso dominante, ya sea socialista o nacionalista, y ante el que el actual equipo dirigente del PP sólo ofrece quejas mal planteadas y peor comunicadas por un líder que prefiere ganarse la sonrisa de Rodríguez Zapatero antes que la aprobación de sus votantes, hartos de paños calientes.

Así, en la clausura de otro congreso provincial de su partido, el de Almería, Mariano Rajoy se ha limitado a glosar los errores de la política económica del PSOE sin proponer nada que la sustituya y a expresar su confianza en que el PP de Andalucía mejore sus resultados electorales. Una falta de ambición que contrasta vivamente con el entusiasmo de los madrileños, aunque por desgracia se corresponde con el hastío y la resignación que han dominado el congreso de Barcelona.

La arrogancia y el desapego de Rajoy hacia quienes siguen creyendo en los ideales del Partido Popular es en estos momentos el mayor obstáculo para un cambio político en España. Si no quiere enterarse, alguien debería hacérselo ver. Nuevas Generaciones de Madrid ha dado el primer paso. ¿Quién les seguirá?

"Una cúpula con forma de ceja", por Pablo Molina en Libertad Digital

El repaso al gotelé polícromo que el artista Barceló le ha dado a la sala del palacio de la ONU dedicada a la promoción de los derechos humanos, se enmarca en el proyecto redentor de la humanidad desfavorecida al que ZP viene dedicando una enorme cantidad de recursos públicos, casualmente procedentes del bolsillo de todos los españoles.

La obra de arte del mallorquín, a cuyo lado la Capilla Sixtina palidece de envidia, con seguridad será admirada por las generaciones futuras como una de las grandes aportaciones a la historia del arte universal. Y todo por el módico precio de dieciocho millones de euros, de los que una tercera parte ha ido directamente al bolsillo del insigne autor.

Al contrario de quienes se escandalizan por el precio que ha puesto a su obra, particularmente no tengo nada que objetar a la cuantía de la minuta presentada por Barceló. Cada uno pone libremente precio a su trabajo, y mientras haya clientes que estén dispuestos a pagarlo las opiniones de los demás son irrelevantes. El único problema es que entre el consorcio que ha pagado la obra de arte estamos usted y yo, sin ir más lejos, y lo cierto es que una capa de yeso proyectado, con unos pijotronchos pintados de colorines colgando del techo no es precisamente el concepto más extendido de lo que debe ser una obra de arte inmortal.

Barceló es uno de los artistas que hacían el gesto circunflejo en la pasada campaña electoral para pedir el voto a ZP, aunque evidentemente no haya sido ese el motivo de haberle elegido para acabar con la pobreza en el mundo a base de gotelé. Porque si lo relevante para haberle realizado a él dicho encargo es su condición de zejatero, se produce entonces un agravio comparativo de difícil solución. Hubo otros muchos artistas que se significaron con el de la ceja, que están deseando también contribuir a la promoción de los derechos humanos universales a razón de seis millones la performance, aunque procedan de los fondos destinados a comida y vacunas para los niños del tercer mundo. Tal vez un concierto solidario con la participación de los zejateros al completo y Concha Velasco, socialista de toda la vida, en papel de maestra de ceremonias sea la única solución para compensar la ofensa.

Si Barceló tiene ya su cúpula que Moratinos le pague al resto una cópula, porque de lo que se trata, como siempre, es de que la caterva de solidarios nos la meta doblada. Salvar a la humanidad exige estos sacrificios, qué se le va a hacer.