domingo, 23 de noviembre de 2008

"El PP entre la resignación y la esperanza", Editorial de Libertad Digital

El sábado el Partido Popular celebró varios congresos provinciales, entre los que destacan el de la provincia de Barcelona y el de Nuevas Generaciones de Madrid. En el primero, Antonio Bosch, candidato apoyado por Alicia Fernández Camacho y los hermanos Fernández Díaz, ha sido elegido nuevo presidente del PP en la principal circunscripción catalana. Santiago Gotor, respaldado por la catalanista Montserrat Nebrera, no consiguió el número de avales necesarios para presentar una candidatura alternativa. Estas circunstancias ilustran la confusión y desorientación imperante en varias regiones de España, donde los militantes del PP sólo pueden optar entre los de siempre y una supuesta y a menudo engañosa renovación.

Muy distinto ha sido el congreso de Nuevas Generaciones de Madrid, en el que se ha apostado de forma clara y sin complejos por un proyecto liberal basado en la igualdad ante la ley, la libertad económica y un Estado limitado aunque firme en la defensa de la democracia y efectivo en la lucha contra las amenazas a la unidad de España. Frente al paternalismo de la izquierda, los jóvenes madrileños del PP propugnan un sistema que fomente la responsabilidad y la iniciativa individuales. Además, no han faltado las denuncias a las falacias del socialismo y el colectivismo, uno de cuyos mejores ejemplos es la simpatía que buena parte de la izquierda española siente hacia distintos regímenes totalitarios.

Por su parte, José María Aznar animó a los miembros de su partido a presentar una alternativa al PSOE y señaló que en política uno debe aspirar a ganar, no a empatar. También ha recordado las incoherencias de Rodríguez Zapatero y su falta de principios, y en un tono parecido al usado en la ponencia política de la organización juvenil, ha atacado las recetas trasnochadas de una socialdemocracia fracasada. Igualmente, Esperanza Aguirre centró su discurso en exponer las traiciones de la izquierda a la democracia y a la libertad y a reivindicar la rebeldía contra las dictaduras que, como la cubana, cuentan con el beneplácito del actual Gobierno de España.

En definitiva, un congreso que apuesta por una auténtica renovación que pasa necesariamente por el cuestionamiento del discurso dominante, ya sea socialista o nacionalista, y ante el que el actual equipo dirigente del PP sólo ofrece quejas mal planteadas y peor comunicadas por un líder que prefiere ganarse la sonrisa de Rodríguez Zapatero antes que la aprobación de sus votantes, hartos de paños calientes.

Así, en la clausura de otro congreso provincial de su partido, el de Almería, Mariano Rajoy se ha limitado a glosar los errores de la política económica del PSOE sin proponer nada que la sustituya y a expresar su confianza en que el PP de Andalucía mejore sus resultados electorales. Una falta de ambición que contrasta vivamente con el entusiasmo de los madrileños, aunque por desgracia se corresponde con el hastío y la resignación que han dominado el congreso de Barcelona.

La arrogancia y el desapego de Rajoy hacia quienes siguen creyendo en los ideales del Partido Popular es en estos momentos el mayor obstáculo para un cambio político en España. Si no quiere enterarse, alguien debería hacérselo ver. Nuevas Generaciones de Madrid ha dado el primer paso. ¿Quién les seguirá?

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