miércoles, 9 de junio de 2010

Hermano Hitler

Gabriel Albiac en ABC

Los nazis ignorantes de sí mismos -pero ser nazi e ignorante de sí mismo es necesariamente un pleonasmo; al nazi lo guía la fe en su destino, no el conocimiento- que trataron de linchar anteayer a dos científicos judíos en la Universidad Autónoma de Madrid nada tienen de monstruoso. Ni es monstruoso el rector que todavía no ha dimitido: no era monstruoso otro rector, Martin Heidegger, que era muchísimo más inteligente y, por tanto, más culpable. Linchadores y rector de la Autónoma son hermanos nuestros. Aplican sólo, hasta el fin, una norma respetable y de rentabilidad libidinal muy alta para todo aquel que quiera librarse de la angustia de pensar por sí mismo: el odio primordial a esos satánicos judíos que tienen la universal culpa de todos los males que se ceban en nosotros; y no tienen más que leer la prensa española estos días para sentirse tibiamente reconfortados en su madriguera.

Hay choque de civilizaciones

Ramón Pérez-Maura en ABC

Después de ocho años de Gobierno, los datos están a la vista. La Turquía del AKP no es un aliado de Occidente. Cuando Occidente tiene un problema con Irán por su intento de armarse nuclearmente, Turquía toma partido por Irán, no por sus aliado formales. Es la hora de advertir a Turquía de que su decisión de promover el choque de civilizaciones y su alineamiento con nuestros potenciales agresores impide seguir contándolos como aliados.

Odio a la sabiduría

Agapito Maestre en Libertad Digital

El pajar está demasiado seco. El antisemitismo en España ha prendido como la pólvora. Quizá nunca se había ido, como ha sucedido, dicho sea de paso, en el resto de Europa. No es una anécdota el veto a los homosexuales israelíes para participar en el día del "Orgullo gay" de Madrid. Tampoco es un caso excepcional lo sucedido en la UAM, sobre todo si tenemos en cuenta que las paredes de todos los campus universitarios de España están plagadas de carteles ofensivos contra los judíos y el Estado de Israel; quien conozca el estado de violencia latente que la izquierda salvaje, léase esos grupos que han hecho del odio a la democracia y la defensa del fundamentalismo islámico sus principales señas de identidad, ha introducido en la pobretona universidad española, podrá explicar fácilmente que ese tipo de estallido violento no ha surgido de la noche a la mañana.

Ocultar y disfrazar

GEES en Libertad Digital

Mientras aquí discutimos sobre si los islamistas turcos de la flotilla del amor eran galgos o podencos, el islamismo acababa, de manera salvaje, con la cabeza de la Iglesia Católica en Turquía, dentro de lo que es una campaña de exterminio y expulsión del cristianismo puesta en marcha dentro del país del "islamista moderado" –¿se acuerdan?– Erdogán. Que es el hecho fundamental en Oriente Medio: el islamismo avanza y nosotros nos engañamos sobre él.

Perros locos

Alfonso Ussía en La Razón

Una mañana, no se sabe porqué motivo, el perro mal llamado peligroso se convierte en un loco asesino. Ignoro la normativa vigente. Pero la posesión de un ejemplar de las razas «mal llamadas peligrosas» tienen que estar estrictamente vigilada por las autoridades. Y la responsabilidad de los hechos que protagonicen, caer directamente sobre sus dueños. Un perro que ataca a un niño es un perro mal vigilado. Así de sencillo. Y el que quiera ser dueño de un perro, que elija entre los centenares de razas en las que encontrar al verdadero amigo del hombre es tan corriente como posible. Y punto.

El mejor amigo del niño

Quim Monzó en La Vanguardia

Un perro es un perro, y los perros están la mar de bien, si son perros de verdad y no frankensteins. La preocupación empieza cuando el perro se convierte, para sus dueños, en algo más, en la compensación de lo que les falta y, puestos a escoger, los escogen de esas razas artificiales, paracaninas más que caninas, creadas por el hombre para ser desaforadamente agresivas y contundentemente mortales. Desde principios de año, en Francia, a los dueños de perros de este tipo que maten a alguien los pueden condenar ya con penas entre dos y diez años de cárcel. Me parece lo mínimo. Y si el muerto es hijo del dueño del perro, en vez de consolarlo con una palmadita en la espalda, le duplicaría automáticamente la pena, por imbécil.