martes, 30 de marzo de 2010

Consignas de Smiley

Carlos Rodríguez Braun en La Razón

Es razonable coincidir en que proporcionalmente a su presupuesto el Ministerio de Igualdad es sumamente útil. No para las mujeres, a quienes degrada tratándolas como seres de segunda categoría, al parecer incapaces de salir adelante sin el socorro de la coacción política y burocrática. No para los contribuyentes de todo sexo y condición, cuyos bienes usurpa el poder sin rubor. Es útil para Smiley y sus secuaces, en el mismo sentido de que lo es la falazmente denominada «ayuda al desarrollo», a la que el economista P.T. Bauer definió como quitarles el dinero a los pobres de los países ricos y dárselo a los ricos de los países pobres. Ambas consignas son útiles porque permiten a los poderosos socavar la libertad de mujeres y hombres, y encima exigir nuestro aplauso.

Cataluña nación

Martín Prieto en La Razón

La mitad de los magistrados dan por bueno que Cataluña se constituya en una nación en el preámbulo del enrevesado texto , como si éste en Derecho no fuera una declaración de intenciones. Es nación hasta para el Barcelona, y las inconstitucionalidades que aparecen en el texto son peccata minuta que chocarán con lo que ya está aplicando el maravilloso tripartito catalán. Nación sin Estado. Ya hay problemas para las próximas generaciones, como lo advirtió Ortega. España será eso tan cursi y anti- histórico como una nación de naciones. Quebec en Port Bou.  

Ceaucescu

Alfonso Ussía en La Razón

Guillermo Fariñas, como otros muchos, está alegremente dispuesto a morir por la libertad de Cuba. Y contra esa voluntad no hay poder político, ni tortura física, ni pelotón de fusilamiento capaces de contrarrestar el sacrificio. Un día, cualquiera, el más inesperado, el pueblo cubano se levantará. Los dráculas escaparán a Venezuela. Pero otros, menos poderosos, emularán sobre la tierra cubana, víctimas del odio, el gesto quieto de pasmo de los Ceaucescu.

Terror islamista en Moscú

Editorial de La Razón

Allí donde entran en conflicto comunidades islámicas con otras de diferente fe religiosa, allí está Al Qaida operando o capitalizando el conflicto, ya sea de modo directo o mediante grupos afines con los que comparten objetivos. No sólo en el Magreb, donde secuestran europeos para financiarse, o en Egipto, Irak, Líbano o Moscú. También en Palestina, donde los vínculos terroristas de Hamas con la gran red islamista son notorios; el enemigo en este caso es el «gran Satán» de Ben Laden: Israel. No en vano, es el único país democrático y no musulmán de la zona. Por eso resulta sorprendente la ceguera de quienes deploran sinceramente atentados como el de ayer y no ven el sustento ideológico que los justifica y la mano común que los perpetra.