miércoles, 17 de marzo de 2010

Rebelde De la Vega

Gabriel Albiac en ABC

En 1793 -que no fue un año ciertamente fácil- Condorcet daba por indistinto el uso de revolución -y de toda la cadena léxica a él ligada: revolucionar, revolucionario..., también las colaterales, rebelión o revuelta- para designar, bien el blindaje de la República jacobina, bien la restauración del más anacrónico régimen monárquico. No se enfadaba Condorcet con las palabras. Era demasiado sabio. Lo bastante como para apreciar la fuerte polisemia que carga la función política de las metáforas. En 2010 -que, la verdad, tampoco es año fácil para nadie-, la señora De la Vega bordea el colapso al escuchar en voz de Esperanza Aguirre un vocablo que juzga propiedad del clan cuya vicepresidencia ejerce: rebelión. Puesta en labios enemigos, la letanía santa es trocada en sacrilegio. Así funciona toda secta.

La perdida guerra del toreo

Antonio Burgos en ABC

Ante los antitaurinos que quieren prohibir la Fiesta en Cataluña como el certísimo símbolo de España que es, hemos perdido la guerra de la información. Pero no ahora, que van de «mamá, toro pupa» los mismos diputados separatistas que vienen a lo mejor de comerse una langosta que han echado viva en agua hirviendo. Esa guerra de la información taurina la hemos perdido hace mucho tiempo. Ahora se trata de remediar el desastre, y observo con perplejidad que hay en algunos diarios como una carrera en pelo por los toros, más vale tarde que nunca. Ahora, en plenas Fallas de Valencia, en puertas de la Feria de Sevilla y rematándose San Isidro no tiene mérito. La guerra perdida de la que hablo no se refiere a las grandes ferias y las magnas crónicas de las brillantes plumas, sino a la información taurina de cada día. La Fiesta Nacional no correrá el menor peligro el día que ocupe en los medios informativos no digo ya el lugar del fútbol. Me conformo con el del baloncesto. Cualquier consumidor medio de radio, prensa o televisión tiene sobre los partidos de la ACB bastante más información que sobre la corrida de la feria de Olivenza.

El precio del poder

Emilio J. González en Libertad Digital

Si ZP actuara como un verdadero estadista, pactaría con los principales grupos de la oposición todo un paquete de medidas de política económica. En teoría, esa era la finalidad de la comisión de Zurbano, a la que acaba de sentenciar a muerte porque lo que ha demostrado Zapatero con la subida del IVA es que él no quiere pactar, sino que lo que desea son adhesiones incondicionales a sus propuestas. No admite la menor crítica, ni la menor sugerencia y por mucho que su política económica camina por la vía equivocada, no está dispuesto a ceder un ápice en sus planteamientos. Con lo cual, lo que acabamos de presenciar en el Congreso de los Diputados está llamado a repetirse en un futuro, sembrando así aún más dudas sobre la capacidad del Gobierno para cumplir sus compromisos económicos. Dudas que vamos a pagar muy caras en cuanto los mercados se harten, porque los alemanes ya lo están, y bastante, y no creo que duden lo más mínimo en decir que nos marchemos del euro si no somos capaces de arreglar nuestros problemas

Impuestos y política

Agapito Maestre en Libertad Digital

El debate de los impuestos es siempre complicado tanto en regímenes dictatoriales como en los sistemas políticos democráticos, o falsamente democráticos como es el caso español. Es un debate, diría un sabihondillo, técnico. De acuerdo, no es sencillo fijar quién, cómo y cuánto se debe pagar; pero de ahí a mantener, como ha dicho el portavoz del grupo socialista en el Congreso, señor Alonso, que el PP quiere eliminar servicios públicos esenciales, por ejemplo, educación y sanidad, porque no desea que el IVA suba dos puntos, media un abismo. Estas declaraciones son de tal salvajismo intelectual que resulta difícil comprender cómo este hombre representa al partido del Gobierno.

Diseñada precisamente para eso

Pablo Molina en Libertad Digital

La chabacanería y los montones de basura que acumulan los manuales didácticos de la asignatura Educación para la Ciudadanía no son un exceso dialéctico fruto del apasionamiento sectario de sus redactores, sino la más perfecta consumación del objetivo que se pretende con ella.

La excepción en esta materia, si es que se produce, consistirá en algún libro de texto, marginal y marginado, que intente explicar a los niños el funcionamiento del sistema democrático y sus instituciones, porque EpC no fue diseñada para eso, sino para transformar la burricie académica provocada masivamente por la escuela pública en estulticia domesticada según el patrón ideológico de la izquierda.

La prueba de que el objetivo de EpC no es ofrecer a los alumnos un conocimiento aproximado del funcionamiento de las sociedades libres ni nada que se le parezca, es que las autoridades académicas ni siquiera cuidan las formas en los materiales didácticos para disfrazar el atropello. Sólo así se puede entender que un libro de texto destinado supuestamente a esparcir entre la chiquillería las bondades de la democracia, ofrezca en sus páginas un espectáculo grotesco de adulación babosa hacia los regímenes totalitarios más nocivos que jamás ha debido soportar el ser humano. El escarnio a la religión (católica; sobre la musulmana no se pronuncian) es sólo la guinda mefítica de la pastelada ideológica que produce habitualmente nuestra izquierda cuando se pone a pensar, porque no hay nada más apropiado para los palanganeros del marxismo genocida que injuriar también a Jesucristo y a los que creen en Él.

Este viernes se sustanciará ante el Tribunal Europeo para los Derechos Humanos de Estrasburgo una demanda formulada por centenas de padres españolas en defensa de su derecho a elegir la educación moral de sus hijos. No importa cuál sea el resultado porque ese derecho fundamental a transmitir a los hijos los valores en que uno cree es anterior y superior al Estado y los políticos, pero estaría bien que algún tribunal foráneo, ya que los españoles no creen oportuno hacerlo, dictaminara de forma decente sobre un asunto mucho más importante que la economía, aunque a Rajoy le parezca lo contrario.

Pase lo que pase, si Zapatero insiste en adoctrinar a nuestros hijos con semejante montón de estiércol izquierdoso tendrá antes que arrancarlos de nuestras manos yertas. El problema es que se le ve muy capaz de llegar a ese extremo.

¡Mamá! ¡Google ha dicho España!

Daniel Rodríguez Herrera en Libertad Digital

Algunos han montado un gran escándalo por el hecho de que Google mencionara a España en su lista de países que a lo largo de 2008 bloquearon alguno de sus servicios. Sentarse ante la bandera de Estados Unidos en un desfile no supuso ningún "desprestigio" para nuestro país ante el gigante norteamericano; tampoco incitar a otros países a desertar de Irak. Sin embargo, que una directiva de Google nos mencione junto a China o Irán, sí.

El caso es que el gigante de internet no hizo más que referirse a un hecho, puntual, sí, pero muy significativo. Un juez de lo mercantil de Barcelona solicitó al Ministerio de Industria el bloqueo ¡cautelar! de una serie de sitios web por el imperdonable delito de incitar a un boicot contra los productos catalanes. Al margen de que nos pueda parecer justo o injusto, conveniente o no, parece claro que ni es delictivo ni justifica la suspensión de un derecho –este sí, real– como es la libertad de expresión. Google no dijo que fuera algo generalizado, pero está claro que España pidió el bloqueo de uno de sus servicios, su proveedor gratuito de blogs, en un claro desprecio a las libertades de los ciudadanos.

El asunto es significativo porque aquella decisión judicial fue recibida con un atronador silencio. Nadie protestó, a nadie le pareció mal. Muchos seguramente ni se enteraron, porque los grandes medios no dedicaron ni una línea a la noticia. Los demás, con eso de que eran gentes de derechas y contrarios a la España plural y todas esas zarandajas, pues se callaron porque, quién sabe, posiblemente en el fondo no les pareciera mal.

Es lo que sucede con Willy Toledo. El actor, en una carta en la que demuestra ser un genio de la escena en comparación con su habilidad para la pluma, venía a decir que durante la semana pasada se atacó su libertad de expresión. ¿La razón? Que otros que no son él y no opinan como él hicieron uso de su libertad para criticarlo. Eso era una "caza"; se puso en marcha una "apisonadora"; algo inadmisible, en suma, fruto del contubernio del capital y demás estupideces que suelen soltar estos cuates cuando no tienen nada inteligente que decir, algo que ocurre con bastante frecuencia.

Willy Toledo, como buena parte de la izquierda que dice defender a ultranza la libertad de expresión, en realidad no hacen otra cosa que apoyarse en la ley del embudo. Las más altas garantías deben quedar reservadas para ellos; los demás no merecen ni la hora y si sufren las consecuencias, bueno, algo habrán hecho para merecerlo. Es lo mismo que hace El País atreviéndose a criticar a Google cuando no se dignó en su momento a informar del incidente al que el gigante de internet hizo referencia en el Congreso estadounidense.

A veces tengo la impresión de que muchos de éstos sólo se diferencian de un Chávez o un Castro en que no tienen el poder suficiente para ejercerlo como quisieran. Pero recuerden: es la derecha española la radical, la que no es "uropea", la culpable sempiterna de la crispación que acosa a sus sedes. Incluso, sí, la de Arriola. Cuánto amor por las cadenas. Por ponérnoslas, digo.

Zapatero y los democratófagos

GEES en Libertad Digital

El problema de origen de la política exterior española está en que Zapatero no cree en la civilización occidental, a la que considera causa de los problemas del mundo. Desde las guerras al hambre pasando por las dictaduras, todo tiene en la mente de la izquierda postsoviética –de la que ZP procede– su origen en el cristianismo, el capitalismo, el colonialismo, el imperialismo. Respuestas simples a preguntas complejas, pero que en su mente cuadran perfectamente. Su Alianza de Civilizaciones podrá ser una estupidez diplomática, pero muestra a las claras las intenciones y convicciones del Gobierno: rechazo a la democracia liberal, rechazo al sistema de libre mercado y rechazo a los valores intelectuales y morales de nuestra civilización. 

Dos tipos de reconciliación

Pío Moa en Libertad Digital

El Gobierno que se declara heredero del Frente Popular y reivindica su chekista legitimidad, vuelve a una "reconciliación" al estilo de la de Carrillo, a fin de vencer, con su clásico heroísmo, a Franco después de muerto. Un objetivo central de su política es el Valle de los Caídos, al que, de momento, quieren privar de contenido religioso, expulsar a los monjes haciéndoles la vida imposible, y quizá convertirlo después en un museo de los horrores de su "memoria histórica" o dejarlo arruinarse. Bastantes de ellos no han ocultado su talibanesco deseo de volarlo.

El retorno de los brujos

José García Domínguez en Libertad Digital

El espectro apolillado del fascio cumple una impagable función dramática con tal de recrear el universo maniqueo, de héroes y villanos, tan caro al relato progresista. De hecho, si los fachas no existiesen, tendrían que inventarlos. Al cabo, a eso, a fabricarlos, dedican lo mejor de su imaginación a diario.