jueves, 25 de noviembre de 2010

¡Viva la presunción de inocencia!

Pajín quiere retirar la custodia a "cónyugues" (sic) acusados de maltrato

Aquí te pueden pillar con un cuchillo manchado de sangre al lado de seis cadáveres cosidos a puñaladas, que serás un presunto asesino. Pero como tu "cónyugue" te acuse de malos tratos, sea verdad o no, vas aviado. ¿Igualdad? Ya ni ante la ley. Por cierto, ¿alguién se ha acordado hoy de los hombres muertos violentamente o de las denuncias falsas? Más penas contra violentos y asesinos es lo que hace falta, sean del "género" que sean. Violentos y víctimas. Y presunción de inocencia, la misma que para los demás. Ni más ni menos.

Pa' mi y pa' mi primo

La ministra Pajín premia a Público, que es como si yo le diera un premio a mi primo. Y lo premia por su "lucha contra el machismo". Todo esto porque el diario "progresista" (y feminista, por lo visto) ha dejado de publicar en sus páginas anuncios de "contactos"; cosa que también han hecho otros, pero claro, este gobierno tan imparcial y ecuánime, tenía que premiar a su primo. Pajín, ya puestos, podría haberse premiado a sí misma, total...

Otro aspecto "gracioso" de todo esto es que los socialistas (y otros) quieran acabar con la prostitución. Ellos, que no acaban con el paro, ni con la crisis, ni con na' de na'. Ellos, que mandan a la calle, y a hacerla, a millones de españoles con su desastrosa política económica. Nos dirán que todos nos tenemos que "concienciar" (verbo progre por antonomasia), que hay redes organizadas que esclavizan a mujeres y las obligan a ejercer la prostitución... Y es verdad. Pero son ellos, que están en el poder, para nuestra desgracia, los que tienen que luchar contra esas redes. ¿Para qué tienen leyes y fuerzas de seguridad? ¿O es que pretenden acabar con ellas suprimiendo los anuncios de los periódicos?

Estas mujeres (y hombres, que también los hay) obligadas suelen ser extranjeras, pero las mujeres y los hombres españoles que se prostituyen lo hacen por necesidad o por que les da la gana, en pocas ocasiones por que alguien les ponga una pistola en el cuello. Sea por gusto o por necesidad (necesidad provocada en muchos casos por estos señores tan majos que nos gobiernan), lo mejor que pueden hacer los socialistas -o no socialistas, pero sobre todo ellos-, es dejarlos en paz. Porque por mal que les vaya, si los socialistas les "ayudan", su situación empeorará irremediablemente. Que los dejen en paz y que sigan con sus fiestecitas y con sus premiecitos, que eso sí se les da de maravilla.

Corea del Norte y la paz del mundo libre

Editorial de Libertad Digital

Kennedy utilizó el ejemplo de las dos Alemanias para mostrar cuan distinto destino le esperaba a la gente, por mucho que tuvieran un mismo punto de partida, dependiendo de si disfrutaban de una democracia y una economía de mercado o padecían un régimen comunista, ajeno como tal a toda noción de libertad política y económica. Aun es más elocuente ejemplo de ello el caso de Corea, que continúa separada y enfrentada desde finales de la Segunda Guerra Mundial: mientras la democrática y capitalista Corea del Sur es uno de los países más prósperos y desarrollados del mundo, Corea del Norte es una de las dictaduras más férreas y totalitarias del planeta que somete a su población a recurrentes hambrunas.

(...)


Bien está que la Casa Blanca trate de que China use la gran influencia que tiene sobre Corea del Norte para enviarle un claro mensaje de que tiene que cesar sus provocaciones. Bien está también que EEUU y Corea del Sur hayan acordado celebrar maniobras militares conjuntas en el Mar Amarillo, para lo cual se desplazarán a la zona cuatro buques de guerra estadounidenses, entre ellos el muy disuasivo portaaviones nuclear estadounidense George Washington. Con todo es mucho más lo que se ha de hacer para impedir que un régimen como el de Pyongyang se dote de armamento nuclear operativo. Ya es triste que seamos condescendientes con la diferencia señalada por Kennedy entre un país comunista y otro libre, pero lo que no podemos tolerar es que la diferencia radique en que uno sabe atacar y el otro no se sabe defender.

La cacería

Serafín Fanjul en Libertad Digital

Existe todo un catálogo de acusaciones, demasías y tergiversación de hechos que se repite en radio, prensa, TV, internet, etc. En grados enloquecidos y en términos inversamente proporcionales a la merma de sus expectativas en las encuestas de opinión. En román paladino, la montan. Con cualquier causa: el alcalde de Valladolid y los morritos, la bobería de la Camacho matamarcianos, los reales o supuestos desmanes sexuales de Sánchez Dragó el año catapún... Y la Memoria Histórica y la foto de las Azores y la incriminación de Aznar por los atentados del 11-M. A todo gesto, palabra o suceso mínimo se acaba dando la vuelta y termina en forma de hachazo contra Esperanza Aguirre, José María Aznar, el PP en su conjunto. Miles de veces reiterado por la legión de curritos para todo que trabaja para ellos en los medios.

"A por ellos, como en Paracuellos"

Pío Moa en Libertad Digital

No debe tomarse como una anécdota la exigencia, por los subvencionados de la "memoria histórica", de volar el Valle de los Caídos, propósito típicamente terrorista y talibanesco; ni sus gritos "¡A por ellos, como en Paracuellos!". Dirigen su exigencia a un Gobierno que los subvenciona y colabora franca y desvergonzadamente con el terrorismo, secundado por un PP que finge no enterarse. Y el llamamiento expone de forma cruda el fondo de la idea implícita en la ley (totalitaria) de memoria histórica, aunque hipócritamente disfrazada en ella. Con cosas así se produjo la deriva de la república hacia la catástrofe. No hay broma ni hablan en broma cuando invocan Paracuellos, aunque de momento no puedan transformarlo en hechos. Baste recordar, tan reciente, el "¡ETA, mátalos!", coreado por tantos izquierdistas.

Una pesada cruz

Javier Moreno en Libertad Digital

El emperador Juliano trató infructuosamente de resucitar el cadáver del paganismo entre las ruinas del mundo clásico. Fue por ello calificado por la historiografía cristiana posterior como "el apóstata". No se trataba, empero, de un apóstata. Su deseo era restaurar un viejo orden ya irremisiblemente perdido.

Pasados casi dos milenios el cristianismo ha dejado de ser nido de fanatismos. Pero en el imaginario colectivo son conspicuas las imágenes de un Vaticano de poder muy terrenal, una inquisición implacable y un espíritu profundamente contrario a toda expresión del espíritu, científica o artística, contraria, real o figuradamente, a la fe imperante.

Los mártires de la opresión cristiana no eran devorados por los leones en el anfiteatro. Su causa era la del progreso de las ideas, la de la democracia y la ciencia. Iconos de la nueva fe, muchos probablemente no se reconocerían en el retrato que ahora se hace de ellos.

El nuevo fanatismo ya no viste sotana ni lleva estola. No habla de Dios, ni de condenación eterna. Su Reino es de este mundo. El Paraíso está aquí, a la vuelta de la esquina. Es por nuestra obcecación y nuestros prejuicios que no somos capaces de vislumbrarlo y llegar a él. Con traje y sin corbata, su elite, y con ropas holgadas en su plebe, que revelan un afán de desenfado, los nuevos iluminados llevan bajo su brazo el catecismo del progreso, la igualdad y el laicismo.

Como el mejor aglutinador de esfuerzos y voluntades es un enemigo a la medida, nuestros modernos fanáticos, en su regular ejercicio de intolerancia, se ceban con la comunidad cristiana, debilitada en sus cimientos morales por la progresiva deshumanización de nuestra humana condición. El asidero de lo trascendente es resbaladizo, y el hombre que trata de agarrarse a él cae a tierra, viéndose expuesto a lo demasiado terrenal. No es por apostatar sino por no poder siquiera creer que se produce la caída. Y los profetas de la nueva fe prometen un más acá más lejano aún que el más allá otrora prometido por la vieja fe hoy declinante. Pero el espejismo tiene una elocuencia que ninguna evidencia puede contrarrestar.

Ahora quieren retirar crucifijos de todo lugar público, pronto incluso de las iglesias mismas. Persiguen a los cristianos como a los fumadores: se trata de adictos cuyo etéreo humo puede perjudicar seriamente la salud de quienes les rodean.

Cuanto más grande y pesada sea la cruz, tanto físicamente como históricamente, más preciso es hacerla desaparecer de la conciencia colectiva. Si además fue erigida por un poder profundamente conservador, contrario en su esencia, radicalmente, a la radicalidad de las ideas progresistas, tanto más necesaria se hace su eliminación.

Allí estuve, en la basílica benedictina del Valle de los Caídos, asistiendo por pura casualidad a la última misa de domingo previa al cierre decretado sumariamente por el Gobierno de Zapatero. Me contaba una mujer que vendía cupones de lotería de Navidad del Valle, que el monumento estaba cerrado al público por unas obras menores en absoluto necesarias. Recia, sólida, imponente, la construcción coronada por la enorme cruz no precisa apenas obras de remodelación, en todo caso pequeños mantenimientos.

Pero el cierre de las visitas culturales era solamente el movimiento previo. Detrás de él ha venido la prohibición de las misas. Y después vendrá, imagino, la creación de un museo de la memoria histórica o la demolición. Se trata sin duda de un enemigo a la medida de sus ambiciones, se trata, de hecho, de una pesada cruz.

Hacia el ateísmo de Estado

Victoria Llopis en Libertad Digital

Ahora he asistido con perplejidad y a la vez muy divertida a la polémica suscitada en Albacete, donde unos padres de alumnos de un colegio confesional católico se han quejado con gran bombo en la prensa local de que el colegio ¡enseña a los niños a rezar durante la clase –voluntaria– de religión católica! ¡Dónde vamos a parar! ¡Que un colegio confesional católico enseñe –voluntariamente– doctrina y práctica de su propia religión!

(...)

El que se cargue virulentamente contra un colegio confesional que enseña –voluntariamente– a rezar a sus alumnos no es un esperpento más de la España de Zapatero, sino una nueva demostración de que la secta –Tertsch dixit– que nos gobierna quiere llevarnos, cuando antes, sin más demora, hacia un auténtico ateísmo de Estado. Se empezó hace tiempo a desvirtuar el término "aconfesionalidad" que recoge nuestra Constitución para hacerle decir "laicismo", pero ya tienen prisa... ¡por las bravas! Los rezos, a casa... y de momento.

El pueblo como basura

Cristina Losada en Libertad Digital

Me ha gustado el argumento de un veterano en el oficio de compañero de viaje, Juan Diego, quien declara: "Si perdemos la dignidad de ser de izquierdas nos convierten en basura, y Herrera no pierde esa dignidad". Con qué cuidado ha evitado decir "nos convertimos en basura". De qué manera se elude responsabilidad por haber apoyado a Zapatero. La suprema dignidad de ser de izquierdas tiene una virtud envidiable: uno nunca sale enfangado de los tratos con la realidad. La basura está en otra parte.

Collonades

José García Domínguez en Libertad Digital

Hasta ahora, solo en las cárceles, las guarderías infantiles, los hospitales y los reformatorios, instituciones todas ellas donde los inquilinos permanecen recluidos contra su voluntad, era la autoridad quien decidía el menú de los internos sometidos a custodia. Pero, a partir de hoy, a ese inventario del totalitarismo gastronómico habrá que añadir el circo. Y no el Price, el Ruso o el de Manolita Chen, sino el catalán, tan justamente célebre en el mundo entero por la gracia sin igual de sus payasos. Así, los hermanos Tonetti del Tripartito han decidido clausurar la temporada artística local obligando a los hoteles de lujo a servir pan con tomate al prójimo.

(...)

Cuando la República escribió el maestro Pla: "De vez en cuando, la gente pregunta: ¿en qué consiste la política de Esquerra? ¿En qué va a consistir? Pues muy sencillo: va a consistir en tres años de anarquía sindical, de predominio de las ideas de la Asociación de Viajantes y el correspondiente caviar". Mas las "collonades", le faltó añadir.

Desátenme, libérenme

Eva Miquel Subías en Libertad Digital

Algo va mal en mi país –pensé– cuando tengo que releer por parecerme extraordinario que una joven catalana, actual y empresaria se confiese con aplastante naturalidad de derechas y por otro lado, me quede tan pancha cuando leo una de las chorradas habituales de mi querido y casi difunto tripartito.

(...)

La cultura occidental se sienta en una silla, apunta la señorita Jané. Excepto nuestros actuales paisanos con responsabilidades públicas –le faltó añadir– que adoptan la posición de cuclillas de manera permanente en su perpetuo Pesebre viviente.

Pornocampaña catalana

César Vidal en La Razón

Que en ciertos lugares abucheen a Rosa Díez llamándola fascista y aplaudan a Carmen de Mairena cuando canta en catalán es todo un símbolo del desplome moral de una región. (...) Con todo, lo más obsceno de esta campaña ha sido, sin ningún género de dudas, el pacto de los cinco principales partidos para no abordar el tema de la corrupción en el debate de TV3. Hay que dar gracias a Dios de que Albert Rivera finalmente pudiera referirse al escándalo del Palau y recordara que la causa fundamental de la desgracia de Cataluña es la creación del denominado «oasis catalán» por Pujol y su aceptación ulterior por el PSC. Esa corrupción transversal envuelta en la señera es lo más pornográfico de la política catalana.

«Mafalda» Salgado

Rafael Martínez Simancas en ABC

Hace tiempo que Salgado asumió el pensamiento de Mafalda: «como siempre lo urgente no deja tiempo para lo importante», es posible que fuera el último consejo que le dio Solbes antes de soltar la cartera y salir huyendo Ibex abajo, (ya que no pudo conseguir la excelencia al menos le quedaba el consuelo de pedir la excedencia). Pero por encima de «Mafalda» Salgado está su jefe, «Guille», que tiene otra línea de pensamiento: «¿Y si apeláramos a la sensatez y dejáramos las cosas para otro día?».

(...)

Los mercados no han leído las tiras de Quino y no tienen corazón, de esa manera «Mafalda» Salgado va de lo urgente a lo importante con la prosodia cansina de la voz en off del anuncio de Ikea: «de la cama al sofá, y del sofá a la mesa, y de Moncloa a Bruselas». Un sin vivir, oiga.