martes, 2 de noviembre de 2010

Un totalitarismo "blando"

Cristina Losada en Libertad Digital

Tras el hundimiento de sus referencias ideológicas tradicionales, la izquierda ha refugiado su pretendida superioridad moral en el baluarte de la corrección política. Desde allí vigila la conformidad a sus cánones y dictamina la muerte civil de los transgresores. Nada se escapa de ese Gran Hermano, ni dentro ni fuera de la política, pues no hace distinción entre lo público y lo privado. Prepárense. Esta nueva tiranía nos ha llegado con retraso, pero está aquí para quedarse.

Musulmanes en Melilla

GEES en Libertad Digital

En Melilla la población bereber de religión musulmana supone ya más del 40% de todos los habitantes de la ciudad; en otras ciudades europeas donde se han manifestado problemas de convivencia los porcentajes de población musulmana no se acercan ni de lejos a tal cifra. 24% en Ámsterdam, 20% en Marsella o 17% en Bruselas.

Cameron versus Zapatero

Julio Pomés en Libertad Digital

En España el feudalismo partitocrático ocupa casi todo el espacio público, lo que impide que la sociedad civil aflore. Muchos políticos consideran que ya piensan ellos por los ciudadanos y que estos no deben inmiscuirse en su labor habitual. Este proceder supone una tiranía encubierta porque limita la libertad de las personas a ejercer su voto más allá de cada cuatro años. Por el contrario David Cameron respeta a la genuina sociedad civil, la ha escuchado para elaborar su programa de gobierno y cuenta con ella de un modo permanente como fuente de inspiración. Dicho de otro modo, al líder tory le importa más la gente que el aparato de su partido a la hora de gobernar.

"Política", que algo queda

Amando de Miguel en Libertad Digital

El lema electoral con el que perdió ("Trini puede") es una completa horterada. Además, se trata de una copia espuria de lo de "Yes, we can" de Obama. Más le hubiera valido a la ilustrísima doña Trini haber aprobado las oposiciones a diplomática.

Asfixiante anatocismo

Juan Ramón Rallo en Libertad Digital

Mientras no eliminemos el déficit público –y nadie sensato prevé que vaya a desaparecer en el próximo lustro– seguiremos pagando estos asfixiantes intereses mediante la emisión de nueva deuda. Intereses generan intereses, y mayores impuestos presentes cercenan nuestra riqueza futura. Lástima que nuestros políticos no hayan entendido ni el poder explosivo de la capitalización del ahorro –de los presupuestos austeros y de los impuestos bajos– ni el poder destructivo del anatocismo de la deuda –de los presupuestos descuadrados y de los impuestos confiscatorios. O quizá sí lo hayan entendido y les dé igual; los intereses de los intereses de sus juergas los pagamos nosotros, no ellos. ¿Para qué apretarse el cinturón?

Una infamia cuyo final ya conocemos

Editorial de Libertad Digital

Sucedió con Felipe González, con Aznar y con Zapatero. Sorprende, por lo tanto, que se persevere en un proyecto que, además de inmoral e ilegal, es impracticable y difícil que culmine tal y como espera Zapatero, con la ETA desarmada y sus miembros arrepentidos y reinsertados en la sociedad. Si el Gobierno se mete de cabeza en un embrollo como este es porque acabar con ETA es la última carta que le queda para recuperar el crédito perdido tras dos años y medio de desatinos. No hay nobles intenciones sino cálculos políticos perfectamente ponderados

La jauría de la secta

Hermann Tertsch en ABC

No se trata solo de acallar voces especialmente molestas. Se trata de demostrar a todos que son capaces de destruir a quien quieran. Lo que hayan dicho Sánchez Dragó, Pérez Reverte o un alcalde les importa una higa. Hay que generar miedo para que todos se sepan vulnerables y vigilados.

Lo siento, pero un asco

Alfonso Ussía en La Razón

No creo en el progreso de la gastronomía. Y menos aún en los intercambios culturales al respecto. Creo en la buena cocina, en la regular y en la mala, y opino como William Delton que la comida es para comer, no para enmarcar y colgar en la pared, que es lo que pretenden algunos cursis con la Nueva Cocina. Oí esta frase, demoledora, de una señora muy inteligente después de cenar: «La comida malísima, pero preciosa».

El Papa y el fisco

Carlos Rodríguez Braun en La Raz

Oponerse a la financiación pública de la Iglesia es un argumento respetable, que yo comparto, aunque incómodo para la corrección política intervencionista, porque si vamos a respetar la libertad y la propiedad de los ciudadanos, los mismos argumentos que valen para negarle el dinero de los contribuyentes al Papa también valen para negárselos a todos los supuestos progresistas que quieren a su vez negárselos. Y con más razón, porque el pueblo aprecia más a la Iglesia que a los partidos políticos, los sindicatos o el lobby gay.