Juan Ramón Rallo en Libertad Digital
Mientras no eliminemos el déficit público –y nadie sensato prevé que vaya a desaparecer en el próximo lustro– seguiremos pagando estos asfixiantes intereses mediante la emisión de nueva deuda. Intereses generan intereses, y mayores impuestos presentes cercenan nuestra riqueza futura. Lástima que nuestros políticos no hayan entendido ni el poder explosivo de la capitalización del ahorro –de los presupuestos austeros y de los impuestos bajos– ni el poder destructivo del anatocismo de la deuda –de los presupuestos descuadrados y de los impuestos confiscatorios. O quizá sí lo hayan entendido y les dé igual; los intereses de los intereses de sus juergas los pagamos nosotros, no ellos. ¿Para qué apretarse el cinturón?
martes, 2 de noviembre de 2010
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