viernes, 26 de noviembre de 2010

Ni en los niños ni en la presunción de inocencia

Rubalcaba: "Pensamos en los niños antes que en la presunción de inocencia"

Pensando en la verdad antes que en la presunción de inocencia, diremos que a los socialistas no les preocupa ésta ni los niños. Igual que usaron las víctimas del 11-M para llegar al poder, ahoran utilizan las víctimas de la violencia "de género", y lo que pillan, para intentar seguir en él. Mientras tanto van dejando España que ya no la reconoce ni Alfonso Guerra. ¿Nos merecemos un gobierno que nos mienta? Los demás no, pero los que le votaron, por supuesto que sí. Para que vamos a andarnos con presunciones de inocencia.

Antipatriotas del mundo, uníos

GEES en Libertad Digital

Hay dos escuelas en esta crisis. La primera piensa que el euro es un mecanismo de solidaridad mutua. La segunda cree que "mutua" significa que siempre paga Alemania.

Esta segunda, una plaga de cigarras echándole la culpa a la hormiga, sostiene además –hija que es del pensamiento único y totalitaria en sus pulsiones– que es antipatriótico llevarle la contraria.

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Hay dos opciones. España ha tenido de margen hasta ahora para aplicar, "sus" reformas –opción primera–, pero si el ejemplo irlandés sirve de algo, ese margen se ha agotado y las medidas de política económica se aplicarán con aún más firmes sugerencias exteriores: no sólo en sus grandes rasgos sino en sus detalles –opción segunda–. Es decir, la soberanía se volatiliza –para éste y cualquier Gobierno que le suceda– y la democracia se bordea, porque es más urgente e importante contentar al acreedor –que financia la mitad de nuestro presupuesto a través de la deuda y que es en gran proporción extranjero– que hacer caso al votante o contribuyente, que paga el resto.

Y esta es la explicación de por qué aquellos que defienden la segunda "escuela" no sólo son los responsables de una política económica delicuescente, sino de la evaporación de la soberanía y de la independencia de España, y de la devaluación de su democracia. Éstos se atreven a acusar de antipatriotismo. Si hubiera ciudadanía, pediría cuentas por ello. La libra de carne de Shylock le parecería un castigo misericordioso al lado de lo que exigiría.

¡Ya escampará!

Humberto Vadillo en Libertad Digital

Cuando en vez de la anhelada recuperación lo que llegó fue el rescate de Irlanda, Zapatero, convertido ya en Zapalcaba, comprobó que puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero ni siquiera controlando todas las televisiones puedes engañar un solo minuto a los inversores internacionales.

Antes de las autonómicas catalanas

Agapito Maestre en Libertad Digital

Durante la campaña electoral se han empecinado sobre una perversidad, a saber, la manipulación sistemática de los derechos democráticos, que son siempre individuales, hasta hacerlos depender de unos inexistentes derechos colectivos, históricos, territoriales e identitarios. Falso. Las elecciones de Cataluña son para votar un parlamento primero, y después un mesogobierno, que forman parte del Estado-nacional español. Son instituciones españolas o no son. Punto.

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Los votantes no tragan con el engaño y precisamente, por eso, no irán a votar. La abstención se prevé de campeonato; entre otros motivos, sigo la encuesta preelectoral del CIS, porque un 66% no se considera nacionalista, y de los que sentían nacionalistas un 5% se considera aún menos nacionalista que hace cuatro años. Si con esto no tienen bastante para sentir vergüenza los partidos nacionalistas, o sea casi todos los partidos de Cataluña, apunten estos datos de esa misma encuesta: sólo un 37% del electorado se siente más catalán que español o sólo catalán y, además, ha disminuido en un 8% respecto a una encuesta similar del año 2006.

Las manipuladas cifras del delito

Guillermo Dupuy en Libertad Digital

La manipulación ha llegado a tal extremo que mientras el departamento que dirige Rubalcaba cifra el número de delitos denunciados en España el año pasado en 1.770.465, la Fiscalía General del Estado lo cifra en 4.750.465.

En ruina

Florentino Portero en Libertad Digital

Se supone que la política exterior es "política de Estado" y que, por lo tanto, los grandes temas requieren de un acuerdo entre las grandes fuerzas políticas y de la comprensión de la opinión pública. No hace falta insistir en la ausencia de ese tan necesario acuerdo, porque es a todas luces evidente. Lo sorprendente es que la huída hacia delante en la que ha incurrido el Gobierno ha roto la disciplina en sus propias filas. Algunos de sus "notables", preocupados por el malestar de sus simpatizantes, han llegado a la conclusión de que más vale criticar a su propio Gobierno, con lo que ello implica de quiebra dentro del socialismo español, que caer en una línea de acción contraria al sentir de su propia gente. Lo mismo cabe decir de los socialistas europeos. La tendencia a protegerse unos a otros en el Parlamento Europeo ha quedado superada por el escándalo provocado por la represión marroquí y la complacencia española. De común acuerdo han condenado la violencia alauí y la censura de la prensa a la que se ha prestado nuestro Gobierno.

La crisis saharaui no es más que un exponente de algo mucho más serio: el colapso de una forma de hacer política. Es difícil imaginar que este barco a la deriva pueda llegar hasta marzo de 2012, fecha prevista para la convocatoria de elecciones generales. Zapatero está acabado, Rubalcaba parece desbordado por la cantidad de responsabilidades que ha asumido, en un acto reflejo de soberbia y autosuficiencia, y la mayoría parlamentaria se descompone a la vista de los previsibles resultados en las próximas elecciones locales y regionales, de los que las catalanas no serán más que un adelanto.

La gravedad de la crisis económica es innegable, pero si a ello añadimos la falta de un Gobierno capaz de tomar las decisiones necesarias y la inviabilidad del marco institucional del que nos hemos dotado es cuando tenemos una visión más completa de la situación en la que nos encontramos. Por ello no debe sorprendernos que lo que más caracteriza la acción exterior en estos días es la ruina de la imagen nacional, de eso a lo que recientemente hemos dado en llamar "marca". El crédito cuesta años consolidarlo, pero se puede destruir en poco tiempo. El ciclo iniciado en la Transición, con el fin de "situar a España en el lugar que le corresponde", concluyó donde empezó. Ahora está por ver que seamos capaces de reconstruir el edificio del Estado y los acuerdos básicos para volver a ser alguien en la escena internacional, de la que tanto dependemos.

Menos reformas y más alegría

Cristina Losada en Libertad Digital

Acuciado por las dificultades financieras y tras media docena de años de déficit, Carlos I de España sufrió un colapso nervioso, vio cerca la muerte y decidió retirarse. Qué contraste. Los presidentes de nuestro tiempo soportan los déficits con nervios de acero y, en lo que atañe al nuestro, lleva sin maldormir –sólo una noche en vela confesaba– quebrantos financieros mucho peores que los que indujeron al emperador a recluirse en el monasterio de Yuste.

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Los treinta convocados vienen a ser la flor y nata de aquellos "poderosos" a los que Zapatero achacaba la crisis y prometía poner en su sitio, no ha mucho. Ahora, su sitio es La Moncloa y su obligación, poner buena cara, así como compartir responsabilidades, que "esto solo lo arreglamos entre todos". La mayoría de esos empresarios han suscrito un documento que quiere ser crítico con el Gobierno, pero sin que se note demasiado y que propone, ay, "despolitizar la política". De ahí que nada quepa esperar del encuentro, salvo sonrisas y abrazos. Pero este es el programa: menos reformas y más alegría. Y de retirarse, nada.

Reducción del gasto a lo Gallardón

Editorial de Libertad Digital

Ha sucedido un milagro en España. Algunos políticos tienen prohibido endeudarse más. Sin duda, la medida del Gobierno de impedírselo sólo a algunos ayuntamientos, en lugar de a todos, y seguir permitiéndolo a las autonomías y la administración central resulta injusta y timorata. Pero eso no quita para que sea una buena noticia que se empiecen a implantar algunos límites legales a lo que los políticos pueden hacer no ya con nuestro dinero, sino con el de nuestros hijos.

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Gallardón se ha vendido a sí mismo Mercamadrid para poder reducir su deuda, que no puede refinanciar, a una empresa pública propia, que sí puede hacerlo. No es la primera vez: lleva dos años vendiendo terrenos municipales a otra empresa pública del ayuntamiento con el mismo objetivo.

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Si el resto del mundo espera de este Gobierno un gesto decidido contra el déficit, podría empezarse por la prohibición de crear empresas de titularidad pública a todas las administraciones, así como un plan que lleve a la venta de las que ya tienen, sea completamente o en parte.

Si una empresa pública es rentable, ¿qué razón hay para no venderla e ingresar los impuestos que dejen sus nuevos dueños? Y si no lo es, ¿por qué se mantiene en esta época de vacas flacas? ¿Acaso son sus trabajadores más dignos de atención que los que padecen el paro por el abultado gasto público? Hemos permitido que nuestros políticos derrocharan nuestros impuestos cuando podían, pero no parece sensato seguir así cuando la caja está vacía.

A todos los traidores

Hermann Tertsch en ABC

No soportan los éxitos del socialismo de Zapatero de los últimos siete años, que ha hecho a los españoles más prósperos como nos revela a diario la compañera Pajín, más libres como proclama nuestro orgásmico Zerolo, y más alegres, como nos cantaban en aquella oda a la alegría socialista los trovadores electorales. La alegría es socialista. Y ellos, la derecha, la oposición, los empresarios, los mercados, los saboteadores y traidores, los agentes financieros, todos ellos odian al Zapatero y a su socialismo alegre. Tenemos identificados a todos los miserables que quieren hundir esta fiesta socialista española. Habremos de ver qué hacemos con estos traidores. Porque son muchísimos.

¿Hay algún líder por ahí?

Carlos Herrera en ABC

¿En qué consiste ser un líder? Un líder fue Churchill, fue De Gaulle, fue Lenin, fue Durruti, fue José Antonio, fue Garibaldi, fue Zapata, fue Roosvelt, fue Arafat, fue Ben Gurion, fue Bismark, fue Golda Meir, fue Adenauer… Todos, diferentes entre sí, mejores y peores, tóxicos o benéficos, aunaron pasiones y encauzaron caminos en la espesura de su tiempo.

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En la adorable España de las cosas se busca un líder, un líder que no se parapete ante la mediocridad de la retórica, que no le eche la culpa al contrario, que diga ásperamente la verdad, que intervenga ante las cosas de cada día con la severidad imprescindible del cirujano de campaña. En la España acosada de la primera década del siglo XXI es necesario un líder que no le tenga miedo a las llamas de las hogueras, a las brasas sembradas en los caminos o a los desprendimientos de piedras en los desfiladeros.

Groucho en el Sahara

Luis Ayllón en ABC

Como en Marruecos, en Cuba, en Venezuela, en China o en Guinea Ecuatorial, la actitud del Ejecutivo de Zapatero, que se proclama gran defensor de los Derechos Humanos, deja mucho que desear. Más bien, obliga a recordar la conocida sentencia de Groucho Marx: «Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros».

La foto

Alfonso Ussía en La Razón

Un gran financiero español, con poder en la banca, en la construcción, en la industria y en los servicios generales, ideó un cargo en el organigrama de su empresa de enorme utilidad. El de «Asistente a Convocatorias Políticas». Pongamos que su apellido era Pipiolet por si la revelación de su identidad puede herirle a estas alturas de su jubilación.

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Los empresarios no pueden doblegarse ante un poder que se diluye y ya no forma parte del futuro. La fotografía que aparecerá publicada el domingo se me antoja una obscenidad. Están ayudando al gran depredador de nuestra economía a mantenerse en el poder político. Irán todos, vestidos de grandes empresarios y con la sonrisa cautelosa de los grandes empresarios a oír las falsedades establecidas. Lo importante es la foto, y ellos acuden a posar. Son los culpables, no Zapatero. De ser empresarios de verdad, en la fotografía con Zapatero sólo posarían los Pipiolet.

Otra de Venezuela

Pilar Rahola en La Vanguardia

Más que un simulacro de dictadura comunista, Chávez reinventa el caciquismo sudamericano de tan larga tradición, cuyas raíces se asientan en las dos patas, a derecha e izquierda. La última víctima de su depredadora acción contra las libertades ha sido Guillermo Zuloaga, el presidente de la cadena Globovisión, cuyo intento de hacer un periodismo profesional, alejado del Gobierno y crítico con sus desmanes, le ha valido todo tipo de atropellos. En los últimos años Globovisión ha sufrido más de 40 procesos judiciales, su presidente ha sido detenido, acusado, difamado y ahora reside en EE.UU, donde está ultimando su asilo político. No le queda otra si quiere sobrevivir...

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Que Zuloaga sea su última víctima no sorprende a nadie, porque la primera víctima del chavismo es su pueblo, que sufre hambre en uno de los países más ricos del continente. "Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos", dijo Simón Bolivar.