sábado, 20 de noviembre de 2010

¿Mejor tirar la toalla?

Pablo Molina en Libertad Digital

La tentación de limitarse a contemplar el paisaje con cierta distancia es muy poderosa, aunque el panorama sea tan patético como el que nos rodea. No vale la pena insistir en los efectos de una forma de hacer política cuando están a la vista de todos y la mayoría prefiere obviar la evidente relación de causa-efecto. España es socialista, sólo que los votos se reparten entre un partido radical, el PSOE, y otro más moderado, el PP.

Pornoelecciones y cleptomanía en Cataluña

Federico Jiménez Losantos en su blog de Libertad Digital

Lo que no se ve es si el cajero está en una pared del Palau de Millet, en el mausoleo de Filesa, en la oficina de los cursos de formación pagados por la UE y redestinados a la lúdica reflexión democristiana, en la Caixa B de Narcís Serra, en el paredón del Tres por Ciento del Parlamento Catalán, donde Maragall y Mas pactaron silencio y Estatuto, o en la primera piedra de Banca Catalana, visionaria anticipación del trinque por la Sagrada Causa.

El fascismo de Belén Esteban

Ignacio Ruiz Quintano en ABC

Ya me figuro a Zapatero jubilado y confesándole a Millás y no volverás cómo tuvo en su mano volar el Nido del Águila:

—Tuve que decidir si volaba el Nido del Águila. Dije no. Y no sé si hice lo correcto.

El Nido del Águila es el programa «Sálvame», en cuyo plató Belén Esteban diría un día:

—Yo, por mi hija mato.

Y ahí cree tenerla pillada Pepe Ramoneda.

Zapatero en silla gestatoria

Juan Manuel de Prada en ABC

Quien no se consuela es porque no quiere; y los «ciudadanos de este país» que se quedan sin trabajo o subsisten malamente con un cochambroso sueldo cieneurista gracias a las leyes de Zapatero pueden al menos congratularse, mientras matan el hambre en un comedor de Cáritas, de que las leyes no se hagan al dictado del Papa.

Belén y los progres

Alberto Gómez en Libertad Digital

Como era de esperar, para Ramoneda el fenómeno Esteban es fascismo puro. Uno puede construir un disertación progre mezclando la palabra discurso, construcción, cultura y algunas palabras largas más. Pero no puede nunca faltar la palabra mágica de siete letras. ¿La prueba? la frase "yo por mi hija mato". Desde antes de Hamilton se sabe, excepto los progres, que todo el mundo mataría por sus hijos si llega la necesidad. ¿Qué significa entonces? ¿Qué todo el mundo es fascista? ¿Fascismo es simplemente estar vivo? ¿Es acaso Ramoneda un fascista? Fascismo, en boca progre, se utiliza para administrar la excomunión del cuerpo místico de la iglesia progresista y por tanto significa cualquier aspecto relacionado con la confluencia de dos cosas: "existir" y "no ser de ellos". Justo la actitud que Ramoneda llama fascismo.

(...)

Si para Voegelin la tragedia era el verdadero culto de los griegos, entonces la telebasura es el culto de la España zapaterista. Cada pueblo tiene el culto que se merece.

Nada, que no se entera

José T. Raga en Libertad Digital

No, señor presidente. El responsable de su inacción es usted y sólo usted. Sus veleidades, quitando importancia a lo que la tiene –los graves problemas de la economía española– y mostrando al mundo entero su falta de decisión para afrontarlos, están creando dificultades adicionales al desenvolvimiento económico de nuestra nación. Esas recientes declaraciones de algunos empresarios, afirmando que la marca España, o lo que es lo mismo, la referencia española en el mundo hoy, es un verdadero lastre para la iniciativa en el desarrollo de las actividades económicas son una muestra de lo que se consigue con su talante y con su capacidad de elusión de las responsabilidades exigibles a un gobernante.

Senadores contra Twitter

Antonio José Chinchetru en Libertad Digital

Hay un párrafo que merece pasar a la historia de la infamia parlamentaria española. En pocas palabras, los senadores de todos los grupos del Senado, menos el PP, han rechazado una moción por el simple hecho de que el previsible desarrollo de la votación había sido comentado y debatido por los ciudadanos en las redes sociales. Las frases en cuestión son las que siguen (el entrecomillado es nuestro):

Buenos días, senadores. Nuestro grupo, estando de acuerdo con el derecho del principio de neutralidad de la red y con la exposición de motivos de esta moción, "votará en contra de la misma porque factores externos que degradan la imagen y el trabajo de esta Cámara" nos han impulsado a ello, comprometiéndonos, eso sí, en el próximo Pleno a la presentación conjunta de una moción en el mismo sentido e invitando al proponente y a su grupo a unirse a ella.

Ahora resulta que, para esos partidos, el hecho de que los ciudadanos utilicen la red para vigilar y comentar la actividad parlamentaria supone una degradación de la imagen y el trabajo de la Cámara Baja. Si a los diputados les molesta recibir correos electrónicos de los españoles, a muchos senadores les fastidia que "el populacho" tenga derecho a hablar sobre su actividad. Los encargados de leer el párrafo en cuestión han sido Narvay Quintero (Coalición Canaria, como Grupo Mixto), Miren Lore Leanizbarrutia (PNV), Ramón Alturo (CiU), Josep María Esquerda (ERC, por Entesa Catalana de Progrés) y Raquel Miriam Andrés (PSOE).

Todos ellos se han convertido en los portavoces de la ignominia a los españoles. Ellos, en nombre de sus grupos parlamentarios, han venido a decir que los ciudadanos no tenemos derecho a opinar sobre su actividad más que una vez cada cuatro años. Y no es cierto. En su prepotencia se olvidan de que, en una democracia representativa, el representante tiene que escuchar al representado constantemente. Lejos de degradar su imagen o trabajo, o suponer una injerencia "inaceptable" y una "falta de respeto" al Senado (Esquerda dixit), el debate social sobre la actividad parlamentaria la enriquece y debe ser algo inherente a la existencia misma de las Cámaras.

Gracias a internet, con herramientas como el correo electrónico o las redes sociales, ese diálogo entre legisladores y ciudadanos puede ser más fluido y transparente. Que cientos de usuarios de Twitter expresen su opinión sobre una votación no implica que representen a los españoles en su conjunto, pero tampoco supone una injerencia en el trabajo del Senado. Son, nada más y nada menos, que voces que deben ser escuchadas junto a muchas otras. Pero claro, para ser escuchadas su existencia tiene que ser conocida.

Al tiempo que la senadora Andrés utilizaba el debate en Twitter como excusa para rechazar la moción del PP, otros senadores socialistas respondían diciendo "no, no, no" cuando el portavoz popular planteaba si conocían dicha red social. Resulta tremendo que quienes aprueban leyes y otro tipo de normas tengan un desconocimiento tan profundo de las cuestiones sobre las que legislan. Les molesta internet porque permite que los ciudadanos les controlen y expresen sus opiniones, eso parece ser lo único que les importa de la red. Y de ahí que siempre exista la tentación de intentar controlarla.

La casta política, el gran problema económico

Emilio J. González en Libertad Digital

A España le sale muy caro que los nacionalistas respalden a un Gobierno, sea del partido que sea, porque la factura que pasan por sus votos es cada vez más onerosa y siempre termina en lo mismo: en que el conjunto de los españoles acaben vampirizados por los intereses nacionalistas y por quien detenta el poder. Lo cual, si ya es de por sí grave, lo es mucho más cuando se tiene una casta política como la actual cuyo único interés es el ejercicio del poder por el poder en sí mismo, sin el menor principio, sentido de Estado ni nada que se le parezca.

(...)

El modelo electoral también es clave para contar con mejores y más preparados políticos. Personalmente, tengo serias dudas de que, con un sistema de listas abiertas como el británico, con unos diputados que se deban realmente a sus votantes, a su circunscripción electoral, en lugar de tener que obedecer a quien hace las listas, hoy Zapatero pudiera seguir en el poder. Es más, creo que hace tiempo, viendo su actitud ante la crisis, los propios socialistas ya lo hubieran desalojado de La Moncloa.

Frenopático al aire libre

Maite Nolla en Libertad Digital

Hasta para provocar hay que tener talento, y de 2006 yo me quedo con el video grabado por mi querido Albert Boadella, en el que de forma muy didáctica nos mostraba como dar un uso adecuado e higiénico para el producto de los que luego juntaron sus destinos con el famoso editorial conjunto.

El follódromo catalán

Pablo Molina en Libertad Digital

El cosmopolitismo de Cataluña es ya tan avanzado que ha acabado alcanzando a las democracias sudamericanas con vuelta perdida. Los nacionalistas han cerrado así el círculo de la exquisitez programática situando el nivel de su campaña electoral a la altura de, pongamos, Brasil, país en que uno de los candidatos, "El payaso Titirica", en un arrebato de sinceridad se presentó a diputado con el lema "Vote a Titirica; peor que está no lo va a estar". Por supuesto arrasó en las elecciones convirtiéndose en el candidato más votado de todo el país, con más de un millón trescientos mil votos en su circunscripción de Sao Paulo.

No es previsible que Carmen de Mairena acabe imponiéndose por una ventaja similar a orgasmotrón Montilla, a Alicia Croft o a la versión descocada del Opus representada por la candidata Nebrera y su toalla, porque la mayoría de los catalanes no suele votar y, de los que lo hacen, la décima parte tiene la intención de depositar en la urna una papeleta en blanco como símbolo del grado de representatividad de la casta política catalana en su conjunto.

Y es una pena porque el CORI no es mucho más friki que el resto de los partidos que se disputarán el poder el próximo día veintiocho. Además, la formación de Mairena ha concretado sus propuestas de forma muy explícita en un gesto de respeto hacia la inteligencia de sus votantes que se echa de menos en las otras formaciones. El ingenioso sistema de ventiladores para eliminar la niebla de Lérida y los "cosmopuertos" para recibir a los extraterrestres rivalizan en originalidad con la construcción de follódromos callejeros, tal vez menos glamurosos pero bastante más útiles especialmente en temporada invernal. Las juventudes provectas del PP catalán deben estar tirándose de los pelos por no habérseles ocurrido a ellas la idea, pero esa es la diferencia entre un especialista y un grupo de aficionados.

Ya que la campaña electoral catalana se ha convertido en un certamen de puticlubs, parece más sensato confiar en los profesionales del ramo como Doña Carmen que hacerlo en unos advenedizos que ni siquiera saben fingir un orgasmo, habilidad en que la asesora del friki Laporta es, en cambio, toda una catedrática.

Las elecciones tendrán un resultado lamentable y una escasísima participación popular, pero los representantes del noble pueblo catalán van a darnos una campaña extraordinaria, en la que se han propuesto recuperar el estilo españolísimo de las comedias de los sesenta. Sólo falta un vídeo de Arturo Mas en calzoncillos y camiseta de tirantes corriendo detrás de unas suecas.

España, el Sahara Occidental y Marruecos

Pío Moa en Libertad Digital

Las solemnes promesas de los centenarios en honradez se multiplicaron cuando el PSOE no gobernaba. Cuando llegó al poder, el partido cambió de disco, y hoy tenemos a individuos como Felipe González, Moratinos o Rodríguez, a partir un piñón con el tirano de Marruecos que, repito, es nuestro único enemigo potencial. El desvergonzado cambio no refleja realismo político, sino algo bastante más turbio, en lo que probablemente tiene algo que ver el dinero de Rabat y posiblemente asuntos más oscuros. Ahora, los saharauis son masacrados ante la mirada cómplice de aquellos que se comprometían a acompañarles hasta la victoria final.

La posición internacional de España es, desde ese punto de vista, mucho más débil que en 1975. El peligro no está en Rabat, sino en Madrid.

España sí es responsable

Carlos Ruiz Miguel en Libertad Digital

La nueva ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha dicho que "España no tiene responsabilidades en el Sahara Occidental". Lamento decir que miente. España sí, tiene responsabilidades.

(...)

España es la potencia administradora del Sahara Occidental. España es responsable. Y precisamente por eso, España debe exigir un referéndum de autodeterminación del territorio; y precisamente por eso, España debe condenar cualquier atentado al bienestar de una población sobre la que la Carta de las Naciones Unidas le hace responsable.

(...)

Es cierto que al no tener la presencia efectiva en el territorio, España hay cosas que no puede hacer. Pero hay muchas cosas que sí puede hacer. Y el Gobierno de España es responsable si no hace lo que puede y debe hacer.

Y ahora, el "derecho" a la eutanasia

Editorial de Libertad Digital

La izquierda que encarna Zapatero tiene un proyecto ideológico muy definido para tratar de subvertir las costumbres y las instituciones sociales de corte más tradicional. Con su obsesión por crear un hombre nuevo que pueda ser sometido y manejado con mayor facilidad por el Estado, se ha colocado como misión erradicar todos aquellos contrapesos que existan frente a la expansión de su discrecionalidad; y uno de ellos es esa presunción moral que tanto disgusta a nuestra izquierda de poner en valor la vida frente a la muerte y, por tanto, al ser humano frente a cualquier otro tipo de consideraciones que justifiquen la actuación estatal.

(...)

Esta ley debería dirigirse, en todo caso, a proteger a los individuos de la injerencia de las autoridades políticas y sanitarias (o incluso de sus propios familiares) en unos momentos críticos de su vida. Es decir, debería constituirse en un impedimento para que cualquier otra persona distinta de la interesada pudiera tomar una decisión tan trascendental como es la de seguir con vida o no.

Sin embargo, todo indica que el Gobierno busca justo lo contrario: reducir las garantías con las que cuenta el individuo para defenderse de la arbitrariedad de otras personas para poner punto final a su vida. A falta de que el PSOE concrete su propuesta, existe un enorme riesgo a que se institucionalice –a imagen y semejanza del derecho al aborto– un derecho a la eutanasia por parte de médicos y familiares, aun con oposición activa o por omisión de la víctima.