lunes, 28 de marzo de 2011

Los intestinos del trato

Cristina Losada en Libertad Digital

Parapetado tras dos principios respetables, que ha incumplido con tesón, el Gobierno quiere sacudirse el enojoso asunto de las actas incautadas a ETA sobre el episodio del Faisán. No es para menos. La exclusiva del diario El Mundo presenta a los enviados de Zapatero tan servil como intensamente dispuestos a contentar a los criminales. De todo les ofrecen a fin de apaciguarlos, igual que los aldeanos atemorizados por monstruos insaciables en fábulas y cuentos, y nunca jamás dicen basta. Ni honor ni orgullo, ya perdidos de antemano al acceder a tal descenso, a ese chalaneo en el que parten humillados tras reconocer que el asesino tiene la sartén por el mango. Aunque en el yermo moral que reflejan los papeles, sobresale el impúdico cinismo de quienes no conocen ley ni justicia que no puedan ser vulneradas y torcidas. Al punto de que cuando, por un mal azar, no es posible alterar su curso, ofrendan cabezas cortadas y enemigos a los que habrá que dar un tajo. Así son los intestinos del trato.

No veracidad, no publicidad. Tras esos burladeros se han refugiado el secretario de Estado de Interior, Antonio Camacho, y el Gobierno en pleno, por tanto. No comment, pues, ya que no se puede dar credibilidad a una banda terrorista ni publicidad a sus notas ni comunicados. Qué tardía y oportunamente recuerdan esas elementales normas. Lástima que Zapatero, sus ministros y su partido las violaran una tras otra. Tanta veracidad confirieron a la palabra de la ETA y tanta publicidad le concedieron, que el propio presidente glosó, jubiloso, aquel comunicado de tregua y, con las campanas de la paz, verificó el "alto el fuego" y el engaño a la opinión pública. Entonces, había que creer a los terroristas y los no creyentes eran escoria: mala gente que no deseaba el final de la violencia, ¡que quería que hubiera más muertos! Ahora, sin embargo, los criminales son mentirosos. Claro. Por más que un tópico absurdo predique que "nunca mienten". Pero el atolladero del Gobierno se erige sobre las mentiras propias.

Desde el atentado de la T-4, los socialistas asumieron el papel de una caperucita que se encontró, de repente, sorprendida, con las garras, los dientes y la ferocidad del lobo. Quién nos iba a decir que eran tan malos. Pero su conducta, su decidido asalto al Estado de Derecho en beneficio de la negociación con ETA, desmiente la inocencia. Esas actas publicadas no desmienten, en cambio, los actos y los hechos vergonzosos.

Dimisión ya… y después, cárcel

Regina Otaola en Libertad Digital

Si ante la información que recoge hoy El Mundo no pasa nada es que ya no nos queda ni pizca de dignidad, que no nos corre sangre por las venas sino horchata. Qué vergüenza siento al constatar la verdad pura y dura de lo que muchos opinábamos. Es un asunto tan, tan serio que sólo admite la dimisión del Ejecutivo en bloque. No podemos aguantar ni un minuto más con un Gobierno que no solo nos arruina económicamente sino democráticamente. Un Gobierno que negocia con los etarras, que les chiva para que la Justicia no caiga sobre ellos, que niega la existencia del chantaje vil a los empresarios, que es capaz de vender a su propia madre, no puede seguir al frente del Gobierno de una Nación que se quiere democrática.

Debería presentarse en el Congreso una moción conjunta del resto de partidos para forzar a Zapatero a dimitir y convocar nuevas elecciones, a pesar de lo que diga Botín. No es posible seguir cayendo por el precipicio de la ignominia sin querer despertar ante la realidad.

Lo que ocurre es que como estamos en la segunda parte de la negociación, nadie va a mover un dedo porque en el fondo muchos consideran que es mejor llegar a negociar que acabar con la banda terrorista por medio del Estado de Derecho.

El día 9 hay que estar en Madrid, hay que ir a la manifestación, hay que pedir la dimisión del Ejecutivo y la cárcel para Rubalcaba, para el mismo presidente del Gobierno y para todos los que de ahí para abajo han colaborado fehacientemente con ETA y contra el Estado de Derecho y la Nación española.

Si el ministro del Interior quiere cantar, que cante tras los barrotes pero que no sigan tomándonos por el pito del sereno a los españoles. Esa manifestación debería llegar incluso hasta La Moncloa para gritarle al presidente Zapatero a la cara lo que pensamos los españoles, víctimas y no víctimas.

Si dejamos pasar este asunto sin mover un dedo, luego no lloremos, tendremos lo que merezcamos porque es una verdad como un templo que se fomenta lo que se permite.

Aquí no pasa nada...

Jiménez Losantos: "Lo de hoy es para que Rajoy vaya a ver al Rey a Zarzuela"

Con lo bien que se está viendo Teledeporte...

El abandono de la legalidad

César Vidal en La Razón

En 1648, después de tres décadas de guerra, se firmó en la ciudad de Westfalia la paz que lleva su nombre. Además de las variaciones fronterizas que contenía el acuerdo, en la citada paz se recogieron dos principios esenciales para comprender la Historia del Derecho Internacional de los siglos posteriores. El primero fue el reconocimiento definitivo de la libertad religiosa como derecho fundamental en el imperio alemán, donde en adelante nadie podría ser perseguido o sometido a una situación legal de segundo orden por pertenecer a una u otra confesión; el segundo fue el principio de no intervención armada en los asuntos internos de las naciones a menos que el Gobierno en cuestión significara una amenaza para la paz internacional. Ambos principios fueron recogidos tres siglos después en la Carta de las Naciones Unidas, cuyo artículo 2.7 estipuló que la intervención armada internacional sólo tendría lugar cuando se hubiera quebrantado la paz internacional entendiendo ese peligro, fundamentalmente, como un traspaso o variación de fronteras. Ese principio impulsó la guerra de Corea y las dos guerras de Irak ya que, en el primer caso, una dictadura comunista y en el segundo, la dictadura de Saddam Hussein, constituían una amenaza internacional y habían procedido a invadir territorio ajeno. Ese principio también fue el que impidió que la ONU concediera su apoyo a intervenciones militares como la de India en Pakistán para ayudar a la independencia de Bangladesh o la de Tanzania en Uganda para derribar al sanguinario Idi Amin. Sin embargo, ese principio ha sido cuestionado de manera frontal en los últimos años y de manera frontal por la resolución 1973 relativa a la intervención militar en Libia. La dictadura de Gadafi ha ayudado, financiado y refugiado en el pasado a grupos terroristas, pero no era la situación actualmente. Tampoco había invadido el territorio de ninguna de las naciones con que limita Libia y nada parece indicar –de hecho, nadie lo ha sugerido– que existiera ese peligro. La decisión de Naciones Unidas constituye, por lo tanto, una desviación grave de la doctrina jurídica de siglos y, precisamente por ello, es preocupante.

¡Pobre niño!

Gabriel Albiac en ABC

Arthur Rimbaud tenía 17 años cuando escribió Le bateau ivre. A los 21, Isidore Ducasse había dado ya a la imprenta los Cantos de Maldoror. Saint-Just tenía 25 cuando impuso a la Asamblea el regicidio de Luis XVI y volcó el destino del mundo. A los 12, Blaise Pascal había reinventado la geometría euclídea. Santiago Carrillo no había cumplido 22 cuando hizo asesinar a cientos de ciudadanos en Paracuellos. Hölderlin andaba por los 25 cuando, junto a sus colegas de estudio Schelling y Hegel, redactó el primer proyecto de sistema de lo que iba a ser el idealismo alemán. Cuando John Keats muere, no ha cumplido los veintiséis; dejaba una de las obras poéticas más medidas y sabias de la historia moderna. A la misma edad, Alejandro de Macedonia había conquistado ya medio mundo conocido… En nuestro loco presente, todos ellos hubieran sido tiernos beneficiarios del «Carné Joven», que clasifica como inválido mental a todo aquel que no haya cumplido los treinta años. Nuestros hijos acabarán en el manicomio. Pero los muros de ese manicomio de la infantilización los hemos alzado nosotros. No es inocua esta locura provocada, planificada casi, que hace, en vez de humanos adultos, animales irresponsables, por tiempo desmesurado y, en la práctica, ilimitado, a las crías de humano. No serán adultos. Nunca. No serán hombres. Pero sabrán matar. Demasiado pronto.

Tomás Gómez propone

Carlos Rodríguez Braun en Libertad Digital

El secretario general del PSM-PSOE, Tomás Gómez, ha anunciado lo que pretende hacer si gana las elecciones autonómicas del próximo 22 de mayo.

De entrada, quiere crear un banco público "que financie a los emprendedores, a quienes tienen ideas y a quienes generen empleo en la sociedad madrileña". Pero la crisis fue alimentada precisamente porque hubo financiación excesiva, financiación que se dirigió hacia quienes tenían ideas y generaban empleo, como el abundante empleo que se creó en la construcción. Todo fue promovido por un sistema financiero que don Tomás no sólo no quiere contener sino que quiere ampliar aún más. ¿De dónde saca él que su banco público no caerá en los excesos y la mala administración de los privados?

La otra idea del señor Gómez es subir los impuestos. Se ha comprometido a generar un sistema impositivo "más justo" en el que pague más quien más tiene, y "ésos son los bancos y las instituciones financieras", a los que impondrá un impuesto. Dejemos aparte la cuestionable idea de que sea más justo castigar a quien más tiene, y el laberinto en el que se pierden los políticamente correctos al no aclarar nunca si la víctima debe ser quien más tiene o quien más gana. Concentrándonos sólo en la propuesta de don Tomás, resulta claro que un impuesto a los bancos no lo acabarán pagando los banqueros sino los ciudadanos, porque a ellos se trasladará el gravamen. Tomás Gómez, así, apunta a empobrecer a los madrileños.

Tras demonizar convenientemente a la oposición ("quieren ganar el 22 de mayo para imponer el copago sanitario") terminó de modo entrañable. Después de todo lo que dijo sobre bancos e instituciones financieras, les pidió a los madrileños, para ganar las elecciones, ¡un crédito!


Pepón y Freddy

Emilio Campmany en Libertad Digital

La izquierda nunca ha brillado por su sentido del humor. Pero, de vez en cuando, surge alguien con fogonazos de ingenio. En la II República, cuando Ossorio y Gallardo se opuso a la ley de divorcio preguntándose retóricamente ¿qué haremos con nuestros hijos?, Pérez Madrigal le espetó desde el escaño: "de momento al suyo lo hemos hecho subsecretario". Se acabó el discurso antidivorcista. Alfonso Guerra no era Pérez Madrigal, pero tenía su gracia con lo del chaleco floreado o cuando decía que Soledad Becerrill era Carlos II vestido de Mariquita Pérez. No está mal para un sociata.

Lo de ahora da pena. La broma del Sin ti no soy nada, además de no ser muy graciosa, es un insulto a las víctimas del terrorismo. Porque el humor, bueno o malo, es contraproducente cuando se emplea para ironizar sobre las cosas más serias. Y lo de que la Policía avise a un terrorista de que va a ser detenido y escape no es algo para gastar cuchufletas. No me explico que ningún diputado del PP no le espetara desde el escaño, a cappella, sin micrófono, algo así como "¿Y por qué no se la cantas a la viuda de Gregorio Ordóñez? ¿O a la de Fernando Múgica?". No hubiera tenido gracia, pero hubiera puesto en evidencia la poca que tenía la ocurrencia de Freddy.

Ahora va el tío, se les aparece a los castellano-manchegos para presentarles a Barreda, como si no lo tuvieran ya hasta en la sopa, y se encuentra más gracioso que nadie. Y, para demostrarlo, no se le ocurre otra cosa que acusar a Rajoy de pronunciar frases incomprensibles. Lo dice él, que es la mano derecha de un individuo al que no se le entiende la mitad de lo que dice y que, cuando se le entiende, es peor porque no son más que tonterías.

A otro que le gusta recrearse en su sentido del humor es a José Bono. A éste le ha dado por el halago hiperbólico dirigido a Rubalcaba cuando lo tiene delante. Se le nota muy bien que lo va a volver a hacer porque empieza llamándole, con voz acaramelada y mirada sedosa, por su nombre de pila. Luego, se pone en plan espejo de la reina de Blancanieves y le dice que no hay nadie más listo que él. Esta vez lo ha hecho de este modo: "Alfredo, has sido muchas cosas, quiero decirte que siempre que te hemos necesitado nos has apoyado, con el agua, con las carreteras y cuando eras diputado por Toledo", como cunero de porquería, podría haber añadido.

Éstos son los listos. Cómo serán los tontos, que lo que conocemos es sólo una muestra. Y Botín, haciéndole la pelota a Zapatero. Y Pedro J. confundiendo a Homero con Apolonio de Rodas y la Odisea con las Argonaúticas. Así, ni arreglamos el país ni metemos al director de El Mundo en la Academia. Pena de país.