martes, 13 de abril de 2010

Piden a la ONU que el "ecocidio" sea considerado "crimen contra la humanidad"

Información en Libertad Digital

La autora de la propuesta asegura que esta nueva "ley del ecocidio" podría emplearse contra los "negacionistas", quienes se apartan de la versión oficial y cuestionan la veracidad de los datos del IPCC, a tenor de escándalos como el del Climategate.

Porque contamina, que si no acabarían quemándolos en la plaza pública.

La justicia del pueblo

Pablo Molina en Libertad Digital

Grandioso espectáculo el protagonizado por las fuerzas muertas de España en apoyo del juez Garzón. Amortizados en sus desempeños institucionales, el rector más patético de la muy patética universidad pública española, el ex fiscal más felipista y locuaz que ha dado nuestra judicatura y los jefes de unos sindicatos que no representan más que los intereses de sus liberados, se han dado cita para hacer honor al pasado chekista de una izquierda que sigue felizmente anclada en los albores revolucionarios del siglo pasado.


Especial atención merecen los últimos, Méndez y Toxo, a los que el Gobierno de Zapatero les acaba de recetar una rebaja de los derechos sociales de los trabajadores en materia de despido, ante lo cual han actuado como se espera de ellos: participando en el homenaje público a un juez encausado por supuestos desmanes económico-jurídicos.

Pero es que el acto público organizado al efecto ha sido un dechado de surrealismo en el que no ha faltado ningún elemento de la iconografía izquierdosa. Allí estaban las banderas republicanas, los "intelectuales" en la tribuna de oradores y las fuerzas juveniles llamando a la revolución con argumentos tan exquisitamente pulcros en el plano jurídico como el esgrimido por el orador del gremio judicial, Jiménez Villarejo, según el cual –"es incompatible con la democracia que se puedan aceptar querellas de partidos de extrema derecha"– la justicia española está única y exclusivamente para atender las demandas de la izquierda. Así pues, si los padres de José Bono, Cebrián o Fernández de la Vega vivieran, tendrían que pedir permiso a Villarejo antes de acudir a los tribunales dada su condición de pertenecientes al "glorioso movimiento nacional".

Un acto de apoyo a un funcionario acusado, entre otras cosas, de haber trincado un pastón de la "gran banca", le sirve a las "fuerzas de progreso" para acusar a media España de haber liquidado el "gobierno democrático" de la II República, sin percatarse de que fueron precisamente sus propios antecesores ideológicos (los biológicos estaban en el bando nacional) los primeros que intentaron acabar con él en octubre de 1934. Si quieren reescribir la Historia de un plumazo, eviten al menos los chafarrinones y las faltas de ortografía.

Y por debajo del barullo de esta ilustre algarada, el aroma de los juicios populares a los que tan aficionada ha sido la izquierda. Eliminadas las garantías procesales, es "el pueblo" quien señala a sus enemigos y dispone su ajusticiamiento. Hasta han recuperado la dialéctica de la época para acusar de "sedición fascista" a todos los que queremos que Garzón responda de sus actos como cualquier otro ciudadano. Pero la desgracia, para ellos, es que la eficacia chekista se degrada con el paso de las generaciones, así que en lugar de provocar miedo como pretendían, sólo han suscitado vergüenza ajena. Y un poquito de asco también.

Necesitamos la Transición

David Jiménez Torres en Libertad Digital

España la necesita y la necesitamos los españoles como mito fundacional de la única España verdaderamente democrática que ha existido. Claro que no fue perfecta, pero ningún mito fundacional lo es. La Guerra de Independencia de Estados Unidos fue un conflicto profundamente falto de idealismo, su proceso constituyente no acabó con la esclavitud, y aun así bien orgullosos están los americanos de ambas cosas, porque necesitan creer en ellas para creer en sí mismos. Y no les va del todo mal. Aquí, lo mismo: las generaciones que no vivieron el franquismo necesitan creer en la Transición para creer en el país en el que viven, para empezar a crear una mitología de nuestra democracia, para sentir un orgullo y una lealtad hacia la patria democrática que, si bien podemos mejorar, también debemos cuidarnos sobremanera de preservar. Y si eso significa revestir la Transición de un halo inexactamente laudatorio, de una pátina excesivamente dorada, así sea.

Si bien es cierto que el cambio de régimen pudo haberse hecho mejor, está claro que también se podía haber hecho peor, o de un modo más traumático. Y no faltaban elementos que apuntaban precisamente en esa dirección. Creo que este artículo de Jiménez Torres nos debería llevar a reflexionar sobre ello, más allá de que se esté de acuerdo o no con lo que en él dice.

¡Que lo haga otro!

Ignacio Moncada en Libertad Digital

Para obtener unos servicios que, por definición, sin la coacción del Estado la gente no estaría dispuesta a pagar, a cada ciudadano se le quita de media un 40% de lo que produce con su trabajo. Es como si hasta junio trabajáramos sólo para el Gobierno. Mucha gente tiene que trabajar 12 horas diarias en modestos puestos de trabajo y no pueden llegar a fin de mes, mientras son forzados a subvencionar la última de Almodóvar o la cúpula de Barceló en la ONU.

Cinismo en la UE

GEES en Libertad Digital

Aumentarán los impuestos, los tipos de interés, y la inflación, el impuesto del pobre. Y eso no es lo mejor para el crecimiento económico. Es el resultado de haber transformado el riesgo privado en público. Contrariamente a la convicción socialista de que el dinero público no es nadie, resulta que es de todos, y allí donde podían haber sufrido hace dos años unos pocos, habremos de hacerlo hoy todos. Enhorabuena, socialistas de todos los partidos, habéis seguido con aprovechamiento las sugerencias de Talleyrand: agitar al pueblo antes de serviros de él.

El humor al servicio de la difamación

Guillermo Dupuy en Libertad Digital

Lo más surrealista de todo es que el Gran Wyoming trate de relacionar a Aznar, dirigente liberal, defensor de Israel y del capitalismo y de la democracia, con un dirigente nacionalsindicalista como Onésimo Redondo, cuyas diatribas contra el liberalismo, el capitalismo, la democracia burguesa o los judíos son muy similares a ese socialismo del que procede el fascismo, el nacionalsocialismo y el comunismo. Y es que el anticomunismo de Redondo, a fuer de nacionalsindicalista, era tan de pacotilla como el del que es capaz de afirmar que "el comunismo es un instrumento del capitalismo internacional judío para descomponer a los Estados y despues dominarlos".

¡Yo soy de mi pueblo!

Francisco Cabrillo en Libertad Digital

Hablaba con frecuencia don Manuel Azaña del espíritu cabileño que nos ha caracterizado siempre a los españoles; y no parece que las cosas hayan ido a mejor desde entonces. Hoy, tal vez con mayor fuerza que antaño, encontramos a algunos jefes de cabila especialmente preocupados por conseguir que su tribu se diferencie lo más posible de la vecina. Si para lograrlo se limitaran a temas inocuos, nada grave ocurriría. Lo malo es que, con frecuencia, su instrumento es la regulación de todos los aspectos imaginables de la actividad económica. Y esto quienes lo pagan no son los caciques del pueblo vecino, sino sus propias empresas y sus propios ciudadanos.

Garzón no hizo nada

Cristina Losada en Libertad Digital

Los hechos, sin embargo, cuentan otra historia. Garzón abrió la causa y no movió un papel durante un año y medio. Se ve que no sentía una gran urgencia humanitaria. En los seis meses siguientes fabricó un tortuoso procedimiento para burlar los límites de sus competencias, aunque sólo para regresar al punto de partida. Lo esencial, en cualquier caso, es que declaró extinguidas las responsabilidades de los protagonistas del 18 de julio, como no podía ser de otro modo, pues estaban muertos. Y que a lo largo de los dos años que tuvo en sus manos la causa, no realizó averiguación alguna sobre las desapariciones denunciadas. En eso, o sea, en nada, consistió su trabajo sobre los crímenes del franquismo. Garzón en estado puro.

La cláusula Camps

José García Domínguez en Libertad Digital

De las temblorosas manos de María Emilia Casas depende, entonces, que las tres provincias se transmuten en flamante nación; asuman al fulminante modo esos arcanos derechos atávicos de Cataluña que, por lo demás, aún nadie ha acertado a precisar; clonen idéntica financiación cantinflesca, esto es, específica aunque genérica, diferenciada pero común y particular si bien ordinaria; expulsen ipso facto al defensor del Pueblo (español) más allá de la frontera con Murcia; y acaben presto con el teórico bilingüismo que aún regía en el mojado papel de la Ley, tal como han hecho los barandas del tripartito, sus nuevos amiguitos del alma. Un traje a medida, que diría El Bigotes.

Bermúdez se luce otra vez

Editorial de Libertad Digital

La sentencia de Bermúdez, que vuelve a lucirse tras su triste papelón en el juicio del 11-M, da alas a la ETA y hace retroceder casi una década la lucha contra el terrorismo que, mediante acciones como la de Egunkaria, había conseguido ganar una batalla crucial: la del soporte mediático, cultural y económico de la banda. Habrá que temblar por las derivaciones de esta incomprensible sentencia. El nacionalismo vasco aprovechará la resolución para rehabilitar a Batasuna y a todas las marcas blancas que la ETA utilizó en el pasado a su favor.