jueves, 15 de abril de 2010

Cuídense todos

Hermann Tertsch en ABC

Tengan todos mucho cuidado. Porque gente como Jiménez Villarejo nos meterían a la mitad de los españoles en una cheka. Ese sujeto que era fiscal en el año 1962, fiscal entonces sin abrir la boca y hoy acusa a otros de complicidad con el franquismo. Un señor que cuando condenaron a muerte a Grimau podría haberse siquiera quejado. Un valiente ahora, aferrado como antes al poder y que nos es antifranquista furibundo ahora, con Franco muerto hace 35 años. ¡Qué dignidad, Dios mío! ¡Qué valentía! La villanía, está claro, tiene ahora su época de gloria. De ahí la apología constante del asesino de Paracuellos, el Katyn español, que se llama Santiago Carrillo, que llevan a cabo los medios oficiales, comprados o cautivos. Son indolentes o ineptos ante la ruina de este país. Pero son inmensamente eficaces en defenderse a sí mismos en su combate guerracivilista. Cuídense todos. Porque el acto miserable de la Complutense con ese personaje incalificable que es su rector al frente, con los sindicatos pagados por este Gobierno y toda su tropa sectaria detrás no sólo es detestable. Es para tener miedo.

Almodóvar, el demócrata

Edurne Uriarte en ABC

En la presentación del encierro por Garzón, con aquellas glamurosas gafas de sol de interior, Almodóvar me recordó a otra botarate ilustre, Meryl Streep, que afirmó en San Sebastián aquello de que ella se exiliaba y se iba a vivir allí si Obama no ganaba las elecciones. Con el desparpajo tontuno de quien no había leído jamás una sola línea sobre ETA.

Franco, ese fantasma

Ignacio Camacho en ABC

El Gobierno que no ha sabido o querido salir al paso de toda esta interesada patraña es el que tiene ahora la responsabilidad de deshacerla, aunque ello le suponga la obviedad de proclamar que, por mucho que se empeñen Garzón y sus defensores, el franquismo es una página olvidada en la realidad cotidiana de una democracia firme, sin cuentas pendientes ni atrasos históricos. La tentación de aceptar la tesis contraria para presentarse como depurador salvífico de los residuos dictatoriales no puede constituir siquiera una hipótesis de trabajo. El problema es que al zapaterismo le cuesta templar este trastornado descalzaperros porque aunque se desmarque de las formas parece compartir los argumentos de la confusión interesada. Y tal vez se sienta a gusto peleando contra falsos molinos franquistas como un Quijote de barraca.

Smolensk y la memoria

Javier Moreno en Libertad Digital

Se dice que la memoria es frágil. Muchos de nuestros recuerdos parecen haberse sumergido en la laguna Estigia del olvido. Pero un olor evocador, como el de las magdalenas de Proust, puede hacerlos reaparecer, vividos y nítidos.  

No es la fragilidad, sino la imperfectibilidad de la memoria, lo que ahora se está constatando en la investigación psicológica. En cada ocasión que hacemos emerger un recuerdo lo transformamos, guiándonos inconscientemente al hacerlo por nuestras circunstancias, influencias y creencias presentes.  

A todas luces la memoria sirve al presente, que a su vez sirve como plataforma temporal para proyectarse en el futuro. No es una foto fiel del pasado. Es la foto que más nos interesa en este momento, sepámoslo o no. De ahí que las memorias de los testigos directos de los grandes sucesos del pasado sean tan dudosas como testimonio histórico. La memoria no es ni objetiva ni rigurosa.

Traud Junge, la que fue secretaria de Adolf Hitler en el período final del nacional socialismo, escribió y reescribió las memorias en las que más tarde se basaría la polémica película El Hundimiento. Los historiadores han encontrado en sus escritos numerosos errores. Uno de sus recuerdos se refiere a las noticias recibidas sobre un atentado fallido al Führer. Visitaba éste al ejército del centro del frente ruso en la ciudad de Smolensk. Un par de hombres pusieron una bomba en su avión, pero el mecanismo de la misma falló y Hitler volvió sano y salvo a la Guarida del Lobo. Con independencia del buen o mal funcionamiento de los mecanismos de la citada bomba o de la memoria de Junge, en Smolensk la vida de Hitler pudo haber estado pendiente de un hilo, y con ella la Historia (con mayúsculas) en juego.  

La pasada semana la Historia pasó de nuevo por Smolensk, para quedarse. Volvía el presidente de Polonia de un homenaje a los miles de soldados polacos desarmados asesinados por Stalin en Katyn y su avión se estrelló, con él y cien personas más dentro.  

La matanza de Katyn fue una más de las muchas aciagas consecuencias que tuvo el secreto Pacto del Acero entre nazis y soviéticos, entre Hitler y Stalin, para repartirse Polonia. Nazismo y comunismo, los dos grandes totalitarimos del tumultuoso siglo XX, se daban la mano y mostraban su naturaleza común. Después Hitler traicionó el pacto e intentó conquistar Rusia con el fin de lograr el ansiado espacio vital ario.  

Algunos están tan obsesionados, hoy, con demostrar la barbarie de los regímenes catalogados como de derechas, que olvidan selectivamente los bárbaros actos perpetrados por los autodeclarados de izquierdas. Así, en nuestro país tenemos un presidente más preocupado por resaltar la maldad de Franco y Hitler que por hacer lo propio con la de Carrillo y Stalin. De ahí que su avión no volara al homenaje a las víctimas de Katyn como antes lo hiciera a otros homenajes.  

Esta memoria histórica suya es un intento de convertir la ciencia histórica, con todos sus controles y exigencias, es algo más parecido a una memoria humana individual. Con este artefacto legal se pretende servir, por supuesto, al presente y a un futuro proyectado, pero no al de todos, sino al de un grupo de políticos y sus intereses personales y/o partidistas. Prueba de que la verdad histórica importa poco a las izquierdas de esta nación en disolución es la reciente metedura de pata de un miembro de ICV, que pedía cambiar el nombre de la base Alfonso XIII de Melilla por tratarse de una exaltación franquista.

¿Hay que cambiar la Ley del Menor?

Ramón Villota Coullaut en Libertad Digital

Esta ley tiene sus efectos positivos, pero en su redacción se olvidó un hecho de capital importancia: que no sólo se está actuando sobre menores que realizan pequeños delitos, sino también sobre los que realizan delitos de mayor calado, como homicidios o asesinatos, y que estos delitos deben ser sancionados de una forma acorde al delito cometido.

Liberalismo caliente

Albert Esplugas Boter en Libertad Digital

Puede replicarse que los impuestos se utilizan para pagar servicios necesarios o para ayudar a los más desfavorecidos. Esto es muy discutible, pero es otro debate. La realidad sigue siendo que el Estado utiliza la coacción para financiar sus actividades. Ya lo dice un aforismo: si la gente se comportara como Estados, llamaríamos a la policía.

Gente de orden

Bernd Dietz en Libertad digital

El liberalismo es edificante, Hayek y los suyos. Es epistemológicamente útil. Intelectualmente consistente. Mas requiere el concurso de cierta inteligencia consecuente, de estirpe estimuladora, de imperativo categórico: las antípodas de Torquemada. En poco nos auxilia si miramos alrededor. Porque el vecino al que sonreímos cortésmente cada mañana en la escalera no está en tales cábalas. Le sonarían a herejía, si pretendiéramos su complicidad. Nos miraría peor, cavilando sobre lo que le apetecerá hacernos cuando le levanten la veda.

La imposible reforma laboral

José García Domínguez en Libertad Digital

Josep Pla, que tenía muy calado al paisanaje patrio, solía repetir que nada hay en el mundo más parecido a un español de izquierdas que un español de derechas. Y si uno no se deja aturdir por el griterío ambiente, esa reyerta tabernaria que aquí siempre suple al debate de ideas, ha de conceder que el maestro no andaba muy lejos de la verdad. De ahí, por ejemplo, que el ministro Sebastián yerre cuando sentencia, ingenuo de él, que Franco ha muerto. Muy al contrario, Franco, esto es, la España carpetovetónica, estamental, reglamentista, corporativa, antiliberal y castiza, el viejo país ineficiente que hastiara a Gil de Biedma en memorable verso, contra las falsas apariencias, mantiene las constantes vitales intactas.

Gallina de piel

Eva Miquel Subías en Libertad Digital

No sólo se me ponen los pelos como escarpias al pensar en una sociedad cada vez más populista y demagógica y cómo de ella pueden surgir los líderes de pasado mañana, dentro de unas instituciones cada día más descafeinadas, sino que, como al cabecilla del Dream Team, la gallina enterita se me pone de piel.

El lifting sentimental de la izquierda

Cristina Losada en Libertad Digital

Mira que han tenido tiempo. ¿Cómo han tardado treinta y dos años, Villarejo, Méndez, Toxo y compañía, en recordar el deber inexcusable de procesar a Franco? ¿Por qué reprimieron esas ansias de justicia? Y, una vez llegada la ocasión, ¿cómo no se amotinaron contra la Fiscalía y el Gobierno que se opusieron al benemérito intento del juez? Vanas preguntas, inútiles razonamientos, ante una operación de lifting sentimental de la izquierda. El franquismo y la Guerra Civil son los parques temáticos a los que acude para remozar su fachada. Allí recrea sus mitos originarios, recompone su frágil identidad y recarga superioridad moral. Porque allí, el enemigo resucita y toma cuerpo y renace el odio, ese gran motor de la peor política.

La justicia según el New York Times

Pío Moa en Libertad Digital

Hay otro aspecto en este turbio asunto, y es la influencia de la propaganda de la Comintern sobre la guerra civil española, influencia que persiste de forma apabullante, debido al escasísimo sentido que existe en la derecha española sobre el valor de la información internacional. De este modo, Willi Münzenberg sigue ganando batallas después de muerto, como una parodia del Cid. El NYT tiene un gran prestigio internacional, pero también una enorme arrogancia y una honestidad profesional harto dudosa.

El Gobierno también se levanta contra el Supremo

Editorial de Libertad Digital

Además de que no es tarea ni de un juez ni de ningún político "reparar" algo tan subjetivo y personal como es la memoria de cualquier ciudadano, si Garzón se sienta en el banquillo no es por la existencia de la Falange, sino por su inobservancia, presuntamente deliberada, de la ley. Si esto no lo entiende el ministro de Fomento, que se vaya a casa y que lea la Constitución. Ni siquiera aspiramos a que concluya su carrera de Derecho.

La checa de ayer

César Vidal en La Razón

Llegué a pensar por unos instantes que la mayoría de los presentes eran incautos jubilados de la tercera edad de esos que traen a Madrid para asistir al teatro a los que algún progre desalmado había dicho que asistirían a la función de «Vamos a contar mentiras» para luego llevarlos al acto en pro de Garzón. Total, con lo que se oyó tampoco es que el título hubiera desentonado mucho. Y es que los presentes andaban en la labor de injuriar al Tribunal Supremo porque ha tenido la imperdonable osadía de aplicarle la ley al juez Baltasar Garzón sin proporcionar un solo argumento jurídico de mediana entidad más allá del «como toquéis a uno de los nuestros porque quebranta la ley, os vais a enterar». En fin, ya lo dice la canción: «Me asomo a la ventana y veo a la checa de ayer».

Artistas y artistazos

Paco Reyero en La Razón

No investigan al superjuez por perseguir la dictadura, sino por saltarse la Ley, que se aprueba en el Parlamento democrático. Esto es un Estado de Derecho y Garzón una leyenda impropia de un oficio donde los laureles debieran ser: el feliz anonimato, el orgullo íntimo de impartir justicia y la soldada a fin de mes. Pero no, Baltasar está sobre los cuernos de la Luna, celestial y para la izquierda «almodo-bolivariana», liberado como un buda del ordenamiento que obliga al resto de bípedos con DNI en vigor.

No es golpismo

José Antonio Vera en La Razón

Lo que de verdad indigna es lo de los liberados sindicales. En teoría cobran por defender a los trabajadores. Pero ahora hemos sabido que a lo que se dedican de verdad es a armar bronca. Por orden de Méndez, fueron los encargados de organizar el griterío pro-Garzón. Para que luego digan que no dan golpe.

¿Y los trabajadores?

Reyes Monforte en La Razón

Lo que han hecho los líderes sindicales no es ético. Sería aceptable que a título personal apoyaran a Garzón, la reproducción del escarabajo verde o la puesta de largo de Rita la Cantaora. Pero que no engañen: se representan a sí mismos, no a los trabajadores. Sean honrados y no utilicen la Justicia para sus ideas políticas, porque ni siquiera lo hacen a favor de un juez, al que olvidaron vitorear cuando sus resoluciones encarcelaban a ministros socialistas. La única vergüenza democrática, el único golpe al Estado de Derecho sería que alguien estuviera por encima de la Ley, sea juez, presidente, lechero o trapecista.

Defensa del Estado de Derecho

Editorial de La Razón

Bajo la cortina de humo del franquismo y de la dignidad de las víctimas de la dictadura, se tildó de fascistas y de torturadores a los magistrados del Tribunal Supremo y se atacó abruptamente a la independencia judicial. Fue un acto de exaltación del frentismo y del sectarismo con discursos que recordaban tiempos pasados de una izquierda que esconde demasiados fantasmas en los rincones de su particular historia como para dar lecciones.