lunes, 15 de noviembre de 2010

Sahara: Pecado original

Gabriel Albiac en ABC

España estaba —está— en la línea misma de las trincheras sobre las cuales se jugaron los movimientos finales de la Guerra Fría. Portugal, en el 74, fue el envite más osado de los soviéticos desde la construcción del muro berlinés: un golpe de jóvenes oficiales, con el objetivo inmediato de fundar un régimen de «democracia popular», idéntico a los puestos en pie como coraza geopolítica en torno a la URSS en los años cuarenta. Y, al otro lado del estrecho, un despotismo anacrónico: el régimen semifeudal del Sultán de Marruecos. En la terminología soviética, Rabat era el eslabón frágil. Un doble movimiento desde el Sahara —con retaguardia en la Argelia «socialista»— y desde la España que saliera del fin del franquismo, pondría en quiebra al aliado clave de los Estados Unidos en la zona: Hassán II. La jugada era tanto más sencilla cuanto que la ONU había dado mandato a la potencia colonial, España, de garantizar una descolonización que pasase a través de referéndum autodeterminativo. El resultado era más que previsible: nacería una República Saharaui bajo protección argelina y, por tanto, soviética. La monarquía marroquí viviría una crisis a la cual difícilmente sobreviviría.

A nadie le interesaba. Salvo a la URSS. Estados Unidos dio carta blanca a Marruecos para ocupar el Sahara. En España, las cabezas del Régimen que maquinaban ya los términos de la Transición percibieron los peligros de un conflicto militar tras la muerte de Franco. El ejemplo portugués fue decisivo. Se apostó por salvar un tránsito indoloro en España. Y que pagasen el precio los saharauis. Siguen pagándolo. Cada vez más al borde de ser aniquilados.

Berlanga

Juan Manuel de Prada en ABC

El tema primordial de sus películas, disfrazado de cachondeos varios, era el desengaño, la decepción, el fracaso; sólo que Berlanga sabía montar, con el luto de nuestras mezquindades y villanías, una cuchipanda formidable, chisporroteante de cohetería y excesos, como un entierro de la sardina que espantase el fantasma de la cuaresma apurando ese vino cárdeno y terminal que queda en el culo de las botellas, cuando la fiesta ya se ha disuelto.

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Algunas de sus películas más celebradas las escribió Rafael Azcona, otro genio hispánico e irrepetible; lo que durante algún tiempo propició que se discutiera bizantinamente si debían atribuirse a uno o a otro sus logros, cuando resultaba evidente que eran el fruto de una conjunción natural y portentosa. Berlanga no hubiese sido el mismo sin Azcona, como Azcona no hubiese sido el mismo sin Berlanga; y en este viceversa de genios se cuajó una de las alquimias más arrebatadoras de nuestro cine.

Noticia de un suicidio

Félix Madero en ABC

Camus decía que no hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. El hombre de Hospitalet no sabía quién era Albert Camus ni conocía las doctrinas existencialistas. Cuando se ahorcó no se planteó un problema filosófico. Sólo tenía uno: nadie le escuchaba. Nadie supo decirle que su vida, miserable, triste y llena de riesgos, merecía ser vivida. Nadie en el Ayuntamiento, en los servicios sociales y en los sitios en que pidió ayuda supo darle una respuesta. No para frenar el deshaucio, sí para vivir. La noticia escasa y sumaria en el diario termina afirmando que después del trágico suceso, los responsables de los servicios sociales del Ayuntamiento se presentaron en casa de los familiares para ofrecer su apoyo. Hace falta valor, ¿verdad?

El Papa y el sentido común

Jorge Trias Sagnier en ABC

Benedicto XVI, desde el primer día de su pontificado, reiterándolo nuevamente en España, no ha hecho otra cosa —¡nada menos!— que recuperar el sentido común, esa percepción de la idea de Dios, del sentido de la vida, de la lucha por la libertad individual y colectiva, de la búsqueda de la justicia, y de la fraternidad entre los seres humanos, que está inscrita en el ADN del individuo, aunque éste se empeñe en alterarlo introduciendo en el mismo elementos exógenos, que lo arruinan.

Benedicto XVI en España: Consejos para la política económica

Juan Velarde Fuertes en ABC

Es imposible que un pueblo pueda desarrollarse en lo económico, si en él surgen tensiones sociales fuertes. Es también imposible que pueda avanzar con soltura en actividades productivas competitivas, la nación que ofrezca una población cada vez más envejecida. He aquí que sobre ambas cuestiones se ha pronunciado, en su reciente viaje a España Benedicto XVI. La oportunidad de leer sus palabras desde el marco de la economía parece bastante necesario.

El desfase catalán

José María Carrascal en ABC

Los catalanes han perdido treinta años en una batalla del ayer, y sólo ahora se dan cuenta de que tras haber sido la comunidad más abierta, más emprendedora, más culta, más moderna y activa de España, van quedándose atrás respecto a los que han aprovechado este periodo de expansión para crecer y modernizarse.

Eso es lo que trae la apatía, la desilusión y el abatimiento entre el electorado. Los catalanes empiezan a percibir que Cataluña está desfasada respecto no ya del resto de España, sino del mundo. Retroceden en vez de avanzar, como venía ocurriendo. La culpa: una clase política peor incluso que la española, lo que ya es decir, y no les pongo ejemplos pues están a la vista.

El "enfadado" votante americano

Clifford D. May en Libertad Digital

"Los miembros del Tea Party creen en un Estado pequeño y limitado. ¿Dónde está lo bueno de pequeño y limitado? La respuesta exige decir que los Estados grandes, los Estados con poderes ilimitados, inevitablemente amenazan la libertad individual; siempre lo han hecho y siempre lo harán. Y la libertad es un valor por el cual los americanos han luchado y han ofrecido su vida durante siglos; la libertad es algo que la mayoría de americanos sigue valorando profundamente, aunque es inquietante que, al parecer, ahora otros vean la idea de la libertad como algo pintoresco."

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"También comprenden que las mayores amenazas para la seguridad de Estados Unidos en el siglo XXI vienen de aquellos cuya lectura fundamentalista del islam fomenta el uso de la violencia para establecer la superioridad de los musulmanes sobre los no musulmanes. Y están perplejos al ver a toda esa gente tan lista que sin embargo no quiere reconocer esta realidad."

Zapatero no es Schröeder

José Carlos Rodríguez en Libertad Digital

Zapatero se encuentra en una situación parecida a la de Schöeder en 2003, cuando se vio abocado a las reformas. A los dos les estalló la crisis en su segunda legislatura. Pero mientras el alemán prefirió envainarse sus preferencias y salvar a su país, Zapatero no teme llevarnos a la ruina. Una ruina que ni siquiera tiene por qué ser ni la suya ni la de su partido. Así nos va.

"El oro ya no es dinero"

Juan Ramón Rallo en Libertad Digital

Los políticos nunca se han sentido cómodos con el oro. Fue un dinero que les vino impuesto por el mercado y que desde luego limitaba enormemente su poder y su margen de maniobra. Desde un punto de vista monetario, bien puede observarse el siglo XX como una continua lucha del Estado contra el oro, una batalla sin cuartel para ir desarticulando el patrón oro clásico con tal de sustituirlo por un nuevo dinero de cuño político que les permitiera a los burócratas manipular el volumen de crédito con el único límite del repudio monetario.

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El oro sigue siendo un activo monetario le pese a quien le pese (véase políticos y economistas serviles). Por supuesto no es dinero en el sentido de "medio de pago generalmente aceptado", pero tampoco lo era durante Bretton Woods y nadie dudará de que entonces el oro sí era dinero. Más bien, el oro es dinero en el sentido de que continúa siendo la reserva de valor última de cualquier sistema económico: si quiebran todos los bancos y todos los Estados, si somos invadidos y devastados por los bárbaros o si cae un meteorito que arrasa con la mitad de la población mundial, el oro –y en menor medida otros metales preciosos como la plata– será el único bien que nos habrá permitido conservar el valor de nuestro patrimonio y el único bien que podrá emplearse como medio de cambio generalmente –globalmente– aceptado.

Bruselas quiere engordar aún más a nuestra costa

Gabriel Calzada en Libertad Digital

En el fondo lo que está en juego no es tanto si las instituciones de la Unión Europea deben gastar 126.000 millones o 268.000 millones más (que también), sino si el proyecto europeo sigue siendo controlado a través de su financiación por los Estados miembros o no. Bruselas ya ha demostrado que incluso con presupuestos moderados es capaz de dañar enormemente la competitividad y la libertad de mercado a través de una gigantesca maraña de directivas intervencionistas. Si además se le otorga la capacidad de crecer a su antojo gracias a estos nuevos impuestos europeos, el estatismo europeo se expandirá aún más rápido y de manera imparable.

Comida y retórica

Carlos Rodríguez Braun en Libertad Digital

La "lucha" contra el hambre es una consigna políticamente correcta que por regla general ignora y desprecia a los únicos que de verdad luchan contra la miseria y la pobreza: los propios pobres. Comparadas con su esfuerzo, todas las ayudas al desarrollo son minucias. Son las personas las que salen adelante, a menudo superando enormes dificultades impuestas por los gobernantes, por los mismos que están todo el rato reunidos en sitios estupendos "luchando" contra el hambre, pero que no son capaces de brindar paz, justicia y libertad en los países pobres, ni de abrir los mercados y bajar los impuestos en los países ricos.

Esos fallos institucionales y ese generalizado intervencionismo son las "causas estructurales del hambre": la guerra, la injusticia y la opresión provocan lógicamente hambrientos, y no las fluctuaciones de los precios, la poca inversión o el cambio climático, tres circunstancias que, nótese, lo que hacen es invitar a que el intervencionismo de las autoridades sea aún mayor.

Catalanófobos

José García Domínguez en Libertad Digital

Quien ansíe descubrir el genuino catalanismo de Zapatero bien hará empapándose antes en la escatología de San Agustín –"Yo soy dos y estoy en cada uno de los dos por completo"–. Así, no se escandalizará más tarde, cuando descubra que cierto José Montilla, a la sazón ministro de Industria del Reino, lució entre los abajo firmantes de la siguiente enmienda parlamentaria del PSOE contra el Estatut: "Creemos que el término ‘nación’ aplicado en el articulado de la Propuesta a Cataluña no es compatible con el artículo 1.2 de la Constitución Española (...) Por todo lo anterior, han de ser suprimidas las referencias a los ‘derechos históricos’ que pudieran interpretarse como única legitimación y fundamento del autogobierno". Ya se sabe, la catalanofobia.

Otra vez con el "Madrid nos roba"

Editorial de Libertad Digital

Si, en palabras de Puigcercós, Madrid es una "fiesta fiscal" –esto es, si disfruta de impuestos más reducidos que los de Cataluña– no es por los privilegios que le haya otorgado el socialismo, sino por haber aplicado políticas propias de una sociedad abierta que la Esquerra tan furibundamente rechaza: presupuestos austeros, liberalización comercial y, también, tolerancia hacia la diversidad. Todo lo contrario de la senda por la que ha discurrido Cataluña en las últimas décadas y, de manera más enconada, en los últimos ocho años del proceso estatutario.