jueves, 22 de abril de 2010

¿Dónde está Bibiana Aído?

Edurne Uriarte en ABC

Proclamó Bibiana Aído hace dos años que «las tradiciones culturales que no respetan a la mujer no han de ser respetadas». Pero le cayó un rapapolvo de De La Vega y desde entonces huye de la defensa de la igualdad de las mujeres musulmanas como de la peste, como ayer en el Congreso. Que se las arreglen, como los homosexuales y calvos con Evo Morales.

Samaranch y la memoria

Hermann Tertsch en ABC

Quede claro que mi respeto por el señor Samaranch y su trayectoria es máximo. Como lo es por tantos hombres y mujeres que lograron desde dentro y fuera del pasado régimen una transición pacífica a la democracia. Pero tiene gracia que aquellos que ahora agitan el fantasma de la Falange cuando no es nada se olviden o oculten que Samaranch fue mucho en la Falange cuando ésta lo era todo.

Legitimidad carismática

César Vidal en La Razón

Si los tribunales se pliegan ante los que impulsan visiones alternativas de la legitimidad podemos dar por liquidada la democracia y por instaurado un régimen liberticida. Incluso aunque, como dejó de manifiesto Mussolini, el rey continúe algún tiempo en el trono.

Partitodictadura

Alberto Gómez Corona en Libertad Digital

Así como la falta de competencia en la televisión degenera en la televisión generalista y ésta en la telebasura –que es el mínimo común denominador morboso de sexo, violencia y escándalos que maximiza la audiencia– la supresión de las ideas políticas diferentes a las de los líderes genera una degeneración de la política hacia su propio mínimo común denominador, que maximiza el número de votos.

Aguantó

Clemente Polo en Libertad Digital

De nada sirve que los nacionalistas catalanes y la Generalitat afirmen que los niños catalanes conocen el castellano tan bien como el resto de los españoles –aseveración, por cierto, que dista mucho de ser verdad. Esa no es la cuestión: lo que se dirime es el derecho constitucional de los catalanes a educarse en castellano. Como tampoco la cuestión era si los catalanes aprendían bien el catalán en su casa durante la dictadura de Franco, sino el reconocimiento del derecho a educarse en catalán. En ocasiones, haciendo gala de un cinismo vergonzante, los nacionalistas catalanes afirman que no hay demanda de educación en castellano. Pues si tan convencidos están de ello, ¿por qué no permiten a los colegios ofrecer educación en castellano?

Adhesión inquebrantable

Serafín Fanjul en Libertad Digital

Si los unos pretendían arrebatarnos por "rojos" (aunque cada uno fuésemos de nuestro padre y nuestra madre) hasta la nacionalidad y la esencia, los otros intentan despojarnos, por "fachas" (ellos deciden quiénes lo son), nuestros derechos civiles y políticos.

A por los católicos

GEES en Libertad Digital

Como bien decía Irving Kristol hace ya años, no nos equivoquemos: se puede pedir a los jóvenes que caminen con ceniza en la cabeza y de rodillas hacia Roma, pero no se puede transigir con quien pretende destruir la Iglesia, ni aguar las convicciones para contentar a los que no solamente no se van a contentar sino que están empeñados en aniquilar cualquier ansia por la verdad y el bien allí donde los vean.

Nunca se está demasiado frustrada

Cristina Losada en Libertad Digital

Cuando se es una privilegiada por la fortuna (en este caso, del marido) y, al tiempo, progresista, hay que compensar. Digamos: "No me falta de ná, pero no os podéis imaginar qué mal lo paso".

Samaranch

José García Domínguez en Libertad Digital

Concedidos los Juegos, supremo capital político que podría exhibir el PSC, el ya absuelto Samaranch pasó a ser admitido como "un dels nostres".  Asunto que en Cataluña nunca resulta baladí.

Tajo de muerte al Estatuto

Editorial de Libertad Digital

Lo que se debe buscar en un estatuto son normas, lo más claras y menos numerosas posibles, acordes todas ellas a la ley suprema que es la Constitución. Pretender, por el contrario, que los estatutos sean una especie de programas de Gobierno –para colmo sumamente intervencionistas– es convertirlos en mamotretos políticos que, lejos de limitarse a señalar claramente a lo que deben atenerse las comunidades autónomas, parecen invitarles a inmiscuirse en cosas tan ridículas como el folclore o, por no salirnos del tema, la regulación de los caudales de los ríos que las atraviesan.