viernes, 23 de abril de 2010

Cervantes y Shakespeare

Ignacio Ruiz Quintano en ABC

No soy biólogo, pero alguna explicación habrá para el hecho de que la literatura occidental haya pasado de Shakespeare y Cervantes a Rowling y Muñoz Molina.

Esta es sin duda la frase del día. Del Día del Libro.

Vaya semanita

Florentino Portero en Libertad Digital

La política de Obama respecto de la cuestión iraní ha sufrido una crítica constante y contundente desde que la planteara por primera vez durante la campaña electoral. Entonces era la senadora Clinton quien más duramente ponía en evidencia su inconsistencia. Hoy a ella le toca ejecutarla, con un entusiasmo fácilmente descriptible, mientras republicanos en Estados Unidos y muchos otros en todo el mundo continuamos llamandola atención tanto sobre su falta de viabilidad como, y sobre todo, las consecuencias que el acceso de Irán al arma nuclear tendrán tanto para la seguridad regional como para el más que incierto futuro del régimen de no proliferación. En pocas ocasiones ha quedado tan de manifiesto el fracaso de esta política como en esta semana, sin duda aciaga, para el presidente Obama y sus máximos colaboradores en materia de política exterior y defensa.

El secretario de Defensa Gates ha tenido que reconocer que no hay nada previsto para el caso de que fracase la vía diplomática e Irán logre dotarse de armamento nuclear. Nunca lo hemos dudado, ni los que seguimos la política norteamericana ni las autoridades iraníes. Y ese es el problema, eso es lo que echaron en cara al entonces candidato tanto Clinton como McCain. Sin la amenaza creíble del uso de la fuerza difícilmente Irán cederá en su propósito. Si de verdad se quiere resolver un problema a través de la diplomacia, lo primero que hay que hacer en temas de seguridad internacional es dejar claro que hay otra vía y que se está dispuesto a utilizarla. Obama no lo ha hecho y ha convencido a los iraníes de que es un nuevo Carter y como a tal le están tratando. El Departamento de Estado se está empleando a fondo para lograr que China y Rusia apoyen sanciones contundentes contra Irán en el Consejo de Seguridad. Al final algo lograrán, pero será tarde e insuficiente.

Un acuerdo franco-norteamericano permitió una acción conjunta para aislar a Siria tras el asesinato de Hariri. La política funcionó y el Gobierno de Damasco se resintió, cediendo posiciones. Con la Administración Obama se ha dado un giro importante en la idea de que se puede avanzar más desde el diálogo que desde la coacción. Ha nombrado como embajador a un veterano en estas lides que, cuando estaba cerrando las maletas, se encontró con la noticia de que Siria está pasando misiles Scud a Hizbolá como preparativo para una guerra con Israel que cada día sentimos más próxima. Desde luego no hay nada como el diálogo, sobre todo cuando en el camino se ha perdido la autoridad. Como apunté en su momento, junto con otros muchos comentaristas, el famoso discurso de Obama en El Cairo ha tenido como primer efecto una pérdida de credibilidad de Estados Unidos. Si para el presidente norteamericano es importante ser bien visto por el conjunto del islam, está perdido. En esa parte del mundo el respeto se gana con coherencia y disposición al combate para defender los intereses nacionales. Cualquier otra vía sólo logrará convencer de la propia debilidad.

Desde la llegada de Obama a la Casa Blanca, Irán se siente menos presionado y Siria mucho más aliviada de la presión a la que fue sometida. Juntos arman y aleccionan a Hizbolah, el ariete con el que provocarán la próxima guerra con el objetivo de movilizar a la opinión pública musulmana en su favor y de romper la ligazón entre Israel y el bloque occidental. Ellos saben lo que quieren y están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias. Nosotros tenemos claro lo que no queremos y, como no estamos dispuestos a hacer lo necesario para evitarlo, al final nos encontraremos con el peor de los escenarios.

No es lo mismo vender que robar

Jorge Valín en Libertad Digital

Desde un punto de vista económico, si nosotros consideramos que el iPad es un "sacacuartos", no lo compramos. Da igual la opinión del presidente de Apple. No nos puede imponer comprar nada. En cambio, si el Gobierno considera que algo vale la pena, lo impone mediante una combinación de persuasión y fuerza sin preguntar a nadie.

Pobres pero campeones

Rogelio Biazzi en Libertad Digital

Está bastante claro que dentro de la función de utilidad de ZP no está ni por asomo España. Al menos en el sentido altruista de desear que sus compatriotas vivan lo mejor posible, sentimiento que, dicho sea de paso, debería estar en todos los políticos. Esto no se aplica a cualquier ciudadano de a pie que, aunque pudiera serlo, no tiene por qué buscar el bien común. Pero sí debería formar parte del ADN de quien se dedica a la política... como a los jueces debería preocuparle la justicia, a los médicos la vida y a los cooperantes el desarrollo de los pueblos. Lo que sí motiva a ZP es el poder y el deseo de ser recordado por algo bueno, algo grande. Y así es que a nuestro leonés le brillan los ojos de ilusión al verse levantando la copa del mundo y festejando junto a una multitud enardecida ser el presidente que llevo a España a la gloria más alta. Aunque la alegría de la gente duré un segundo, unos días, semanas o incluso meses, eso a él le durará para siempre.

El velo y su camuflaje

Cristina Losada en Libertad Digital

Los socialistas tienen que camuflar, antes que nada, la vinculación del velo islámico con la religión, así que lo definen como un símbolo de identidad cultural. El islam no es una religión, ¡es una cultura! Por ello, esos apóstoles del laicismo pueden ser tolerantes con el hiyab y hostiles con los crucifijos y las tocas de las monjas. Y, como se trata de una cultura, la inferioridad de la mujer respecto al hombre también es aceptable y encantadora. La sociedad occidental viola la sagrada diversidad cuando intenta imponer la igualdad de la mujer a otras culturas. Tal es el mensaje.

Descomposición total

Agapito Maestre en Libertad Digital

Podemos tener mucha fe en el poder intelectual, o mejor, en los medios propios de la vida intelectual, por ejemplo, la crítica, la comunicación pública, la argumentación, la investigación, etcétera, pero nada de eso, reitero, tiene lugar en el espacio público. Y si no existe una vida pública normal en el ámbito intelectual, entonces no vale para nada tener una idea imaginativa, una solución técnica contra la crisis económica o, sencillamente, exhibir el poderío público de un buen argumento. En otras palabras, podemos seguir trabajando por un público vivo, exigente, despierto, pero reconozcamos lo obvio: no se crea opinión pública. La mayoría de los medios de comunicación, incluidas las tertulias políticas radiofónicas o televisivas, lejos de crear una comunicación política sana, están al servicio del Gobierno.

España se rompe

Emilio Campmany en Libertad Digital

Ahora, socialistas y populares se dedican en las comunidades autónomas que gobiernan a defender sus intereses particulares frente a los del resto de comunidades y, por supuesto, en contra del interés general que, al parecer, ya nadie defiende.

Claro que España se rompe. Lo hace poco a poco, pero con decisión. Está cerca el momento en que podamos gritar satisfechos: "¿lo veis como yo tenía razón?". Entonces, los ciegos, tibios e insensatos que nos prometieron y aun hoy prometen que España no se rompe no tendrán más remedio que dárnosla. La pena es que será demasiado tarde y ya nada podrá hacerse.

¿Y si el mal fuera el catalanismo?

Antonio Robles en Libertad Digital

Desenmascarar su naturaleza antiliberal, no será sencillo. Serán necesarias altas dosis de pedagogía y salvar de su desvarío los legítimos derechos culturales y lingüísticos que ha secuestrado para abrir zanjas entre unos catalanes y otros y entre unos catalanes y el resto de españoles. No será fácil separar, hacer comprender a todos los que de buena fe creen ver en él el instrumento para defender con eficacia la lengua y cultura propias, que esos y otros derechos quien los garantiza de verdad no es la quimera de una nación romántica futura, sino el Estado de Derecho que todos nos hemos dado y que garantizan las reglas constitucionales. Precisamente esas reglas que quieren romper una vez más, como vulgares españolazos.

La insurrección de CiU

Editorial de Libertad Digital

España es, al menos sobre el papel, una democracia liberal. Eso significa que no todo lo que se vote en un parlamento o en un referéndum es admisible, sino que tiene que ajustarse a Derecho y, especialmente, a la principal norma del ordenamiento jurídico, que es la Constitución. Los regímenes en los que lo único que cuenta es el voto pueden ser sin duda democracias, pero no presentan el aspecto que asociamos a las mismas: las de un país serio, próspero y confiable. Y es que, reduciendo al absurdo el argumento de Mas, conviene recordar que Alemania votó a Hitler, y su dirigente electo decidió asesinar a 6 millones de personas por el mero hecho de ser judíos. Según las "razones" del líder de CiU, fue un comportamiento impecablemente democrático, ya que las leyes deben estar al servicio de esa "esencia de la democracia" que es el voto, y no al revés.