jueves, 4 de marzo de 2010

Gorilas sin fronteras

Alfonso Rojo en ABC

Nos mean encima y para mayor escarnio, quieren que digamos que llueve. Y si no lo hacemos, van, se enfadan y nos tildan de «colonialistas trasnochados» o de ser instrumentos del «imperio yanqui». Y el asunto tendría un pase si el aquejado de incontinencia urinaria fuera sólo Hugo Chávez, pero se suman al coro de meones los Willy Toledo de turno y esa patulea de progres, a los que el dogmatismo y la pereza moral impiden distinguir entre agresores y agredidos.

El caso «Willy Toledo»

Iñaki Ezkerra en La Razón

Willy Toledo ha desvelado más bien algo que ya se veía venir y que resulta inevitable: el final de la luna de miel del zapaterismo con el rancio radicalismo de izquierda en el que se apoyó para llegar al poder. Con la pancarta contra la guerra de Irak pasaba como con la noche, en la que «todos los gatos son pardos», y Zapatero podía codearse con el megáfono de los Bardem, con la boina del Che Guevara y con el propio Willy Toledo, que se consagró como actor más en aquellas tarimas de los mítines pacifistas que en las de los teatros. Pero desde entonces ha llovido tanto que los mismos focos del poder han acabado iluminando y separando las siluetas. Soltando barbaridades y diciendo que Orlando Zapata era un preso común (como si los comunes no tuvieran derechos), Willy Toledo ha acabado haciendo con el zapaterismo lo que hoy a éste menos le conviene y lo que Marx decía que había que hacer con el capitalismo para destruirlo: acentuar sus contradicciones.

Franco fue el precursor

Cristina Losada en Libertad Digital

El nacionalismo y sus sucedáneos han tenido buen cuidado de reescribir el pasado a su medida. Su Cuéntame ha levantado una memoria selectiva sólo comparable en su afán de falseamiento a la que cursa bajo el nombre de "histórica". Y es que hay mucho que ocultar, empezando por el racismo originario, el fascismo de algunas de sus vacas sagradas y el apoyo de no pocas de sus figuras al golpe militar del 36. Un hilo conductor que nos lleva a la noticia: Franco puso la primera piedra de la "normalización lingüística".