domingo, 24 de mayo de 2009
Pena de muerte y aborto en campaña
Los intereses de la ministra Sinde
Mal comienza, muy mal, la ronda de encuentros de González-Sinde para dar con un supuesto "modelo sostenible" en lo relativo a la cultura en la red (léase, las descargas de archivos). La ministra ha dicho comprometerse a "hacer que internet sea compatible con todos los intereses". He ahí el primer problema, el papel del Ejecutivo no debería ser el de proteger los intereses de unos u otros, o hacer que estos colisionen lo menos posible entre sí. El único rol que le debería corresponder al Estado y sus poderes es justo lo contrario: la garantía efectiva de que no se vulneran los derechos de los ciudadanos –que es algo muy diferente a "crearlos"– y la igualdad de estos ante la ley.
Además, la ronda comienza con una tomadura de pelo. Para que resultara más evidente qué intereses quiere proteger en realidad, la ministra podría haberse reunido con las entidades de gestión de derechos de autor (nos referimos a que lo hiciera en público). En privado es más que probable que haya tratado ya con ellas estos temas, ya que al fin y al cabo perteneció a la junta directiva de una, además de haber sido presidenta de la Academia del Cine. Si lo que pretendía era disimular, podría haber comenzado por las organizaciones de internautas. Posiblemente no les hiciera demasiado caso, pero al menos se vería obligada a escuchar argumentos que probablemente no le gusten.
Sin embargo ha decidido empezar con los supuestos representantes de los consumidores y usuarios. Y son tan sólo "supuestos" por un doble motivo. En primer lugar, las organizaciones que se definen de esta manera tan sólo representan a sus miembros, nunca al conjunto de los ciudadanos (todas las personas son usuarias y consumidoras de todo tipo de productos y servicios). En segundo término, por el hecho de que con quien se ha reunido González-Sinde es con el Consejo de Consumidores y Usuarios, una entidad adscrita al Ministerio de Sanidad y Consumo. Es cierto que en él están representadas las principales asociaciones del país y que son ellas quienes eligen al presidente. Pero también es verdad que la elección es a propuesta del ministro del ramo.
La actual presidenta de esta entidad es la ex senadora y ex diputada europea Francisca Sauquillo, con lo que su función política es más que evidente. No se puede pretender que una ex legisladora del PSOE nombrada para su actual cargo a propuesta del Gobierno tenga algo parecido que ver con la independencia. Así, la ronda de contactos de González-Sinde ha comenzado con una gran mascarada. El Gobierno se ha reunido consigo mismo y nos tratan de hacer creer que lo ha hecho con los usuarios. La guionista metida a ministra habla de "todos los intereses", pero resulta evidente que tan sólo le preocupan los del Ejecutivo y los de sus palmeros del autodenominado "mundo de la cultura". Y, casualidades de la política, estos se corresponden con los suyos propios.
El felpudo de Wyoming
La cadena del marxistimillonario Jaime Roures, que Zapatero concedió a sus compañeros de basket para que la pluralidad informativa fuera un hecho en este país, entusiasma a los dirigentes del neoPP. Sólo hay que verlos en acción cuando aparece una alcachofa de esa cadena para comprobarlo. Pero si el espacio para el que les piden su participación es uno de los que con más saña atacan a las ideas que comparte mayoritariamente la derecha, el espectáculo es soberbio.
El hecho es que andaba anoche viendo La Secta (por motivos estrictamente profesionales, no se preocupen), cuando vi a parecer a D. Jorge Moragas, uno de los principales impulsores del nuevo talante del Partido Popular. ¿Recuerdan ustedes la escena de Gallardón babeando ante una reportera de ese canal mientras hablaban de Wyoming? Pues lo de Moragas fue todavía peor, y además estaba con la misma periodista que recogió para la posteridad aquellas declaraciones del alcalde madrileño, para que no haya suspicacias a la hora de determinar quién es más genuflexo ante los que insultan a diario a los votantes del PP.
Si lo de estos destacados profesionales de la política pepera fuera un rasgo común en su comportamiento con los medios nada habría que objetar, salvo la ausencia de sentido del ridículo. Sin embargo no es eso lo que ocurre. A los comunicadores que atacan, denigran e insultan diariamente a los políticos y votantes de derechas, los moraguianos, sorayenses y gallardonitas les dan las gracias con una sonrisa. En cambio, a los que defienden los principios de esos mismos votantes les llevan a juicio y, de paso, hacen todo lo posible para que se queden sin trabajo.
Treinta segundos después de que Moragas acabara de arrastrarse ante los enemigos jurados del PP, el presentador del programa y presunto maltratador verbal de becarios sacaba unas imágenes de Irak, acusando expresamente a Aznar de ser el responsable directo de las muertes ocurridas en aquel país, que además de ser una falsedad sólo apta para ser creída por retrasados mentales, es algo que a algunos, digamos, nos jode un poquitín. Pero ya saben, es que Wyoming es moooooe bueno. Y los dirigentes actual del PP unos linces. Sólo hay que ver a las dos especies en acción.