martes, 29 de junio de 2010

Bono o la impostura

Cristina Losada en Libertad Digital

A su pontifical manera, Bono aconsejó "ambigüedad cero" en la lucha antiterrorista y amonestaciones al que se desvíe. A buenas horas. No levantó la voz contra la negociación con ETA que Zapatero emprendió siendo él ministro y se descuelga haciéndole la autocrítica a su partido bajo cuerda. Siempre hay gramos de impostura en la política, pero Bono tiene sobrepeso. Para mí, que hasta imposta el acento. Cuando uno ha estudiado en los jesuitas y en un centro tan elitista como ICADE, suele hablar como Ric Costa y no como Pepe, el hijo del tendero. Pero si cuela, cuela.

Santos Juliá va enterándose

Pío Moa en Libertad Digital

Quedémonos, en fin, con el reconocimiento por Juliá, aun si algo confuso, de que las principales fuerzas del Frente Popular no eran republicanas. Y lamentemos que Juliá ignore –voluntariamente, supongo– la enorme responsabilidad de los republicanos de izquierda en los aciagos sucesos. Por ejemplo, muchas chekas y la matanza de la cárcel Modelo procedieron muy directamente de aquellos republicanos a quienes Juliá intenta exculpar. Más historia, señor Juliá, y menos cuentos.

El exterminador de Alcalá

José García Domínguez en Libertad Digital

La verdad objetiva carece de interés alguno. Que Abu predique a voz en grito el crimen, se les antoja baladí. Nada importa, en realidad, el contenido expreso de palabras, ideas o hechos. Sólo su relación de fuerza frente al canon occidental resulta éticamente relevante: cualquier minoría, por principio, posee la razón; sensu contrario, la mayoría –tanto da cultural, étnica, religiosa o moral– deviene invariable reo de culpabilidad. Razón última, por ejemplo, de que la izquierda bienpensante se alinease con el asesino marroquí de aquel Theo van Gogh que osó insultar al islam. O del feliz idilio entre nuestro Caamaño y el airado Abu. Y aún no hemos visto nada.

Cuatro años de política

Editorial de Libertad Digital

Por encima de las cuestiones jurídicas, el verdadero ganador de todo este episodio ha sido, una vez más, el nacionalismo catalán. Saliese lo que saliese podrían seguir quejándose y ejerciendo de víctimas de un presunto Estado centralista que sólo existe en sus ensoñaciones, pero del que viven muy bien. Zapatero se lo ha puesto en bandeja, porque él y nadie más que él es el responsable de este despropósito que tendrá para España severas consecuencias en el medio y largo plazo. Estos cuatro años de política han sido sólo el principio de un problema muy serio que no tardará en manifestarse.