jueves, 17 de junio de 2010

Recordadlo todos

César Vidal en La Razón

«Me llamo José Sanz Tejedor. El 9 de octubre de 1934 fui asesinado junto a ocho religiosos en Turón, Asturias, por milicianos del PSOE. Nuestro crimen era atender a los niños». «Me llamo José Calvo Sotelo y era el jefe de la oposición de derechas en el Parlamento español. El 12 de julio de 1936 fui asesinado por miembros del PSOE que actuaban a las órdenes de Indalecio Prieto y que me asesinaron». «Me llamo Manuel Trachiner Montaña. El 19 de julio de 1936 fui asesinado por milicianos de izquierdas junto al hermano novicio Vicente Cecilia Gallardo. Pertenecíamos a la congregación de los padres paúles de Hortaleza, donde nos dedicábamos a la carpintería». «Me llamo María García Martínez. Tengo setenta años de edad. Fui asesinada en Madrid el 20 de julio de 1936 por milicianos de izquierdas». «Me llamo Dolores Pujalte Sánchez, tengo ochenta y tres años de edad y soy monja de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús. Fui asesinada por milicianos de izquierdas en julio de 1936, cuando iba acompañada por la madre Francisca Aldea Araujo, de cincuenta y cuatro años. Nuestro delito era pertenecer a una institución odiada por el Frente Popular». «Me llamo Gumersindo de la Gándara Marvella y soy oficial. Fui fusilado por milicianos de izquierdas el 26 de septiembre de 1936. Mi delito fue revelar el 26 de febrero de 1933 que las órdenes para aplastar el alzamiento anarquista de Casas Viejas habían procedido del Gobierno republicano presidido por Azaña, siendo responsables además de él, otros personajes como, Casares Quiroga y los socialistas Indalecio Prieto y Largo Caballero. Con mi asesinato, se silenciaba a un testigo molesto». «Soy Dolores Aguiar Mella y Díaz, hermana del vicecónsul del Uruguay en Madrid. Al igual que mi hermana Concepción, fui torturada, violada y asesinada por agentes del Frente Popular el 20 de septiembre de 1936. Con nuestro asesinato, se pretendía intimidar al cuerpo diplomático para que no proporcionara asilo a los que huían del Terror rojo». «Soy Melquíades Álvarez, presidente del Congreso de los Diputados en 1923 y fundador del Partido Reformista. Fui asesinado en la Cárcel Modelo de Madrid porque, como demócrata, no podía consentir en los crímenes perpetrados por la izquierda». «Soy Tomás Bragado y tengo 16 años. En julio de 1936, al haber suspendido, me vi obligado a quedarme en Madrid en el colegio de religiosos donde cursaba el Bachillerato. Fui asesinado junto a otras cinco mil personas en Paracuellos del Jarama por orden del Consejo de interior de la Junta de Defensa de Madrid. Mi primo, que, gracias a Dios, sobrevivió a la guerra, se llama Amando de Miguel». «Como decenas de miles más, nuestros asesinos no permitieron que ninguno de nosotros tuviera un abogado, un juicio o una sepultura digna. Tampoco nos recordó nunca un director de cine que no dijo palabra contra Franco mientras estuvo vivo o por un cantante que se llenó los bolsillos durante el franquismo o por un antiguo comunista que defendía durante la Transición la tesis de la “reconciliación nacional”». No importa. Muchos morimos perdonando a nuestros verdugos que, de no haber sido juzgados antes, fueron indultados en la primavera de 1969, aún durante el franquismo y sobre cuyos crímenes se tendió un tupido velo con la Ley de Amnistía de 1977. Morimos deseando que nunca hubiera más enfrentamientos entre españoles. Recordadlo todos».

Las tetas y las carretas

Alfonso Rojo en ABC

Hay quien sostiene que Turquía es el puente entre Oriente y Occidente y que la Unión Europea debe abrirle las puertas de par en par, porque eso ejercerá una influencia decisiva en la democratización del mundo islámico. A la vista de los acontecimientos más recientes y teniendo en cuenta que Turquía tiene más de 70 millones de habitantes, soy de los que piensan que sería un trágico error.

España campeona

Hermann Tertsch en ABC

Nuestros listos del pesebre nos sacarán mil argumentos para cimentar esta política de la mentira constante. Sabemos quiénes son, están identificados y cada uno es libre de despreciarlos a su manera. Pero el hecho de que no haya un mínimo gesto de dignidad por su parte nos demuestra que este país supura por una inmensa llaga. La España campeona —ojala lo sea en el fútbol— es una sociedad que se quiebra y requiebra bajo el mando de lo peor. Después del fútbol viene, implacable, la realidad.

Los ricos somos nosotros

Pablo Carabias en Libertad Digital

Es fácil. El paraíso está la vuelta de la esquina. Sólo hay que quitar el dinero a los ricos, a los que más tienen. Pero hay un problema. Los ricos somos nosotros, todos y cada uno de nosotros. Es nuestro dinero el que nos están quitando... Y en el momento en que se acabe, se acabó la fiesta.

La peor herencia

Serafín Fanjul en Libertad Digital

Si a más tardar nos libramos de Rodríguez en 2012, nos quedará su herencia, los destrozos que en todos los campos ha ido infligiendo a nuestro país, de manera minuciosa, tenaz, arrasadora.

El parto de los montes

José García Domínguez en Libertad Digital

Ocho días de nómina con cargo a los contribuyentes como premio por cada puesto de trabajo indefinido que destruya cualquier empresa, no sólo las pymes agónicas. Ya puestos, ¿por qué no regalar también un mechero de plata a los pirómanos censados en el Ministerio del Interior? Y aún habrá quien siga afeándole la conducta al que asó la manteca.

La reforma de la vuvuzela

Editorial de Libertad Digital

En resumidas cuentas, que si bien el Gobierno se ha acercado con esta "reforma" a la puerta, no ha terminado, sin embargo, de meter gol ni a la hora de reducir seriamente el alto coste del despido, ni a la hora de eliminar la dualidad entre contratos fijos y temporales, ni a la de suprimir la negociación colectiva. Como afortunadamente quedan más encuentros, y los demás grupos van a poder introducir modificaciones durante su tramitación como proyecto de ley, esperemos que la enorme crítica que merece lo que hemos presenciado se dirija no a abortar nada sino a mejorar los resultados. Al fin y al cabo, con esta reforma laboral, España se juega algo mucho más importante que un mundial de fútbol.