lunes, 15 de noviembre de 2010

Berlanga

Juan Manuel de Prada en ABC

El tema primordial de sus películas, disfrazado de cachondeos varios, era el desengaño, la decepción, el fracaso; sólo que Berlanga sabía montar, con el luto de nuestras mezquindades y villanías, una cuchipanda formidable, chisporroteante de cohetería y excesos, como un entierro de la sardina que espantase el fantasma de la cuaresma apurando ese vino cárdeno y terminal que queda en el culo de las botellas, cuando la fiesta ya se ha disuelto.

(...)

Algunas de sus películas más celebradas las escribió Rafael Azcona, otro genio hispánico e irrepetible; lo que durante algún tiempo propició que se discutiera bizantinamente si debían atribuirse a uno o a otro sus logros, cuando resultaba evidente que eran el fruto de una conjunción natural y portentosa. Berlanga no hubiese sido el mismo sin Azcona, como Azcona no hubiese sido el mismo sin Berlanga; y en este viceversa de genios se cuajó una de las alquimias más arrebatadoras de nuestro cine.

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