lunes, 28 de marzo de 2011

Dimisión ya… y después, cárcel

Regina Otaola en Libertad Digital

Si ante la información que recoge hoy El Mundo no pasa nada es que ya no nos queda ni pizca de dignidad, que no nos corre sangre por las venas sino horchata. Qué vergüenza siento al constatar la verdad pura y dura de lo que muchos opinábamos. Es un asunto tan, tan serio que sólo admite la dimisión del Ejecutivo en bloque. No podemos aguantar ni un minuto más con un Gobierno que no solo nos arruina económicamente sino democráticamente. Un Gobierno que negocia con los etarras, que les chiva para que la Justicia no caiga sobre ellos, que niega la existencia del chantaje vil a los empresarios, que es capaz de vender a su propia madre, no puede seguir al frente del Gobierno de una Nación que se quiere democrática.

Debería presentarse en el Congreso una moción conjunta del resto de partidos para forzar a Zapatero a dimitir y convocar nuevas elecciones, a pesar de lo que diga Botín. No es posible seguir cayendo por el precipicio de la ignominia sin querer despertar ante la realidad.

Lo que ocurre es que como estamos en la segunda parte de la negociación, nadie va a mover un dedo porque en el fondo muchos consideran que es mejor llegar a negociar que acabar con la banda terrorista por medio del Estado de Derecho.

El día 9 hay que estar en Madrid, hay que ir a la manifestación, hay que pedir la dimisión del Ejecutivo y la cárcel para Rubalcaba, para el mismo presidente del Gobierno y para todos los que de ahí para abajo han colaborado fehacientemente con ETA y contra el Estado de Derecho y la Nación española.

Si el ministro del Interior quiere cantar, que cante tras los barrotes pero que no sigan tomándonos por el pito del sereno a los españoles. Esa manifestación debería llegar incluso hasta La Moncloa para gritarle al presidente Zapatero a la cara lo que pensamos los españoles, víctimas y no víctimas.

Si dejamos pasar este asunto sin mover un dedo, luego no lloremos, tendremos lo que merezcamos porque es una verdad como un templo que se fomenta lo que se permite.

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