viernes, 26 de noviembre de 2010

Reducción del gasto a lo Gallardón

Editorial de Libertad Digital

Ha sucedido un milagro en España. Algunos políticos tienen prohibido endeudarse más. Sin duda, la medida del Gobierno de impedírselo sólo a algunos ayuntamientos, en lugar de a todos, y seguir permitiéndolo a las autonomías y la administración central resulta injusta y timorata. Pero eso no quita para que sea una buena noticia que se empiecen a implantar algunos límites legales a lo que los políticos pueden hacer no ya con nuestro dinero, sino con el de nuestros hijos.

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Gallardón se ha vendido a sí mismo Mercamadrid para poder reducir su deuda, que no puede refinanciar, a una empresa pública propia, que sí puede hacerlo. No es la primera vez: lleva dos años vendiendo terrenos municipales a otra empresa pública del ayuntamiento con el mismo objetivo.

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Si el resto del mundo espera de este Gobierno un gesto decidido contra el déficit, podría empezarse por la prohibición de crear empresas de titularidad pública a todas las administraciones, así como un plan que lleve a la venta de las que ya tienen, sea completamente o en parte.

Si una empresa pública es rentable, ¿qué razón hay para no venderla e ingresar los impuestos que dejen sus nuevos dueños? Y si no lo es, ¿por qué se mantiene en esta época de vacas flacas? ¿Acaso son sus trabajadores más dignos de atención que los que padecen el paro por el abultado gasto público? Hemos permitido que nuestros políticos derrocharan nuestros impuestos cuando podían, pero no parece sensato seguir así cuando la caja está vacía.

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