martes, 9 de marzo de 2010

Miguel Bosé

José García Domínguez en Libertad Digital

Cuesta admitir la idea central de Hannah Arendt, ésa de la banalidad del mal, aplicada al nazismo. Los nazis no eran banales. Al contrario, creían con sincero fanatismo en lo que hacían; para muchos de ellos, constituía la razón última de su existencia. ¿Qué pensar, sin embargo, de gentucilla como Bosé? Alguien dispuesto a bendecir cualquier crimen a cambio de un minuto de efímera gloria promocional en los telediarios. Sólo, exclusivamente por eso. "En todas las ciudades hay mil tipos dispuestos a aplaudir a quien sea y a su contrario", garrapatearía Hitler en Mi lucha. Así, obsoleto y banal, Bosé.

No hay comentarios: