Ante el caso del juez Ferrín podemos quedarnos cruzados de brazos, como el personaje de aquel poema de Martin Niemöller, tantas veces atribuido erróneamente a Bertold Brecht: «Primero vinieron a llevarse a los comunistas,/ pero yo guardé silencio,/ porque no era comunista». Pero otros justos no tardarán en ser perseguidos como delincuentes: les ocurrirá -ya les está ocurriendo- a los jueces que se atrevan a cuestionar una ley que ampara denuncias falsas; les ocurrirá, más temprano que tarde, a los médicos que se nieguen a perpetrar abortos; les ocurrirá a las universidades que se nieguen a enseñar cómo se perpetran; nos ocurrirá a quienes desde una tribuna periodística nos atrevamos a señalar estos deslizamientos fatales de la ley. Y lo que es peor: todos estos justos perseguidos aparecerán ante los ojos de la multitud como delincuentes.
lunes, 28 de diciembre de 2009
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