sábado, 2 de enero de 2010

Desdichadas las naciones...

Juan Manuel de Prada en ABC

El mal gobernante dedica su torcida voluntad a limar la fortaleza de los adversos, abandonándolos en sus necesidades, a la vez que satisface a los afines aun en sus excesos; o, sobre todo, en sus excesos, porque sabe que satisfaciendo esos excesos no hace sino convertirlos en sus esclavos, pues no hay mayor dependencia que la de quien ve encumbradas sus apetencias particulares, por egoístas o criminales que sean, sin corrección alguna.

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