jueves, 15 de julio de 2010

Apología del fútbol

Serafín Fanjul en Libertad Digital

Es una ilusión. Pues claro, una predisposición convencional generalizada a emocionarse a la que se ha llegado por acumulación, a lo largo de muchas décadas y por la difusión de los medios informativos. Pero aparece el sabio escéptico: ¿Merecen tales parafernalias y fervores unos tíos en calzoncillos dando patadas a un balón? Como si todos los móviles humanos debieran ser racionales, prácticos, de origen sublime (¿quién fija el canon de sublime?). Y como si las ilusiones no ayudasen a vivir, máxime colmadas, como en nuestro caso, contribuyendo a dulcificar las preocupaciones y sinsabores diarios. No por alienación, sino por necesidad de supervivencia. Cualquier actividad lúdica y masiva, o afición o creencia puede ser utilizada, manipulada, desvirtuada, por mucho que en sí misma sea inocente y benéfica. Cualquiera: ideologías, religiones, modas, costumbres, tecnologías, todas son aguas susceptibles de acabar en sucísimos molinos.

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