viernes, 16 de julio de 2010

En la inopia

Florentino Portero en Libertad digital

Mientras los analistas de política interior valoran el Debate sobre el Estado de la Nación, si Rajoy ganó y por cuánto, el español de a pie ve con resignación que todo sigue igual. Ya sabíamos que Zapatero es un irresponsable, un mentiroso, alguien carente del menor pudor intelectual y, por lo tanto, capaz de decir una cosa y la contraria. Ahora, con la ayuda de Rajoy y otros destacados parlamentarios, lo hemos podido corroborar. Bien está. Pero lo importante, lo que realmente nos afecta, que es cómo salir de la gravísima crisis económica en la que nos encontramos y cómo rehacer una Constitución violada por el Gobierno y el Tribunal Constitucional, eso ha quedado fuera del interés de sus señorías.

El tiempo pasa y el Gobierno no es capaz de proponer un Plan de Estabilización que nos permita salir de la situación de insolvencia en la que nos encontramos. Nuestro presidente se limita a adoptar las medidas que le imponen desde el exterior, pero sin la premura ni la coherencia política que la situación exige.

Mientras por estos lares vivimos entre el subidón de autoestima del Mundial y la depresión por un presente con cinco millones de parados y un futuro incierto, en Bruselas y en las grandes capitales europeas se trabaja para perfilar el futuro de la Eurozona. ¿Cómo es posible que nuestros parlamentarios vivan de espaldas a esta realidad, a un proceso político de enorme trascendencia para el proceso de integración europea y, sobre todo, para nuestra economía y ese conjunto de servicios públicos a los que hemos dado en llamar "estado de bienestar"? ¿Qué va a ser de nuestras pensiones? ¿Cómo se va a ver afectada nuestra sanidad? Lo único seguro es que tendremos que enfrentarnos a ajustes drásticos.

Dejamos que los políticos de la Transición configurasen un sistema de partidos que se caracterizan por la falta de democracia interna y ahora padecemos sus resultados. Viven para sus intereses. Uno trata de aguantar y corteja descaradamente a los nacionalistas para lograrlo. El otro intenta desgastar al partido en el Gobierno para asegurarse un vuelco electoral. Pero, ¿quién se ocupa de hacer frente a nuestras crisis constitucional y política?

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