miércoles, 14 de julio de 2010

Más multas contra el español

José García Domínguez en Libertad Digital


Basta con entender apenas un párrafo de Argumentos para el bilingüismo, lúcido ensayo de Jesús Royo Arpón, para descifrar al punto el enigma lingüístico catalán. En concreto, éste:

El idioma, que estaba en las últimas y a punto de ser abandonado como un trasto inútil, de repente se tornó muy útil: funcionó como marca diferencial entre los nativos y los forasteros. Y eso, evidentemente, tenía consecuencias en cuanto al reparto de los bienes sociales, o sea, del poder (...) Los que tenían el catalán como lengua materna comenzaron a valorarlo como una marca entre ‘nosotros’ y ‘ellos’. Y el inmigrante lo valoraría aún más, como el medio para ascender un peldaño en la escala social.

Así de simple. Así de triste.

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