domingo, 24 de octubre de 2010

El tirachinas y el tobogán

José Jiménez Lozano en La Razón

El caso es que todo el quid de estos asuntos, y del negocio principal de la civilidad está en preguntarnos si acaso la pedrada a la farola y a la cristalera no está en el mismo orden de la guillotina, siendo ésta un extremo, sin duda, pero eslabón de una misma cadena, y al fin y al cabo eslabón ineluctable. Por la muy sencilla razón de que el tracto de destrucción y disolución de la entidad intelectual y moral de los individuos ya se ha cumplido, y ya puede manifestarse en cualquier momento.

Pero es necesario recordar igualmente los otros juegos de la propia cultura, el pensamiento y la estética mismos como juegos placenteros de destrucción de la belleza, e irrisión del amor gratuito, que como un gran pedrusco ha derribado para siempre el mundo de los padres, y treinta siglos de cultura.

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