Pío Moa en Libertad Digital
Creer que el pasado no cuenta es entrar en el mundo de la alucinación, pero tampoco debemos caer en el error de creer que los males de ahora estaban predeterminados por otros del pasado. Los fallos de la transición, bien visibles en una Constitución harto deforme, no tenían por qué haber abocado a la situación actual. Habría bastado con que algunos políticos de vuelo algo más que corraleño hubieran tomado a tiempo las riendas para enderezar la marcha política, sobre todo tras la experiencia felipista. Se habló entonces de regeneración democrática, Mayor Oreja lo vio claro y Aznar pudo haberlo hecho, pero se quedó visiblemente a medias. Con lo cual, los males de la transición, en lugar de corregirse, han empeorado y hoy manda el país un gobierno mafioso, enemigo de España y de la libertad, y sin oposición organizada.
sábado, 23 de octubre de 2010
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