Agentes de la Benemérita han llegado esta mañana a las salas de control, donde estaban "descansando" algunos controladores, a quienes han conducido "a punta de pistola" a la sala de operaciones del centro de control, donde les ha obligado a sentarse, bajo la amenaza de detenerlos en caso de que se negaran.
(...)
Los controladores tienen la obligación por Ley de trabajar en condiciones psicofísicas, de forma que si no lo hacen, "pueden enfrentarse a penas de cárcel y a multas de hasta 200.000 euros".
¿Tendremos alguna desgracia? Mayor aún, quiero decir.
sábado, 4 de diciembre de 2010
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