domingo, 8 de mayo de 2011

Luchando en Salamina

Ángela Vallvey en La Razón

Victor Davis Hanson en «Guerra. El origen de todo» (Ed. Turner) escribe que «Tucídides era libre de criticar a su polis natal griega; los escribas persas que narraron la gesta de Darío en las murallas de Persépolis, no». Ésa era, y sigue siendo, la única, la gran diferencia entre el mundo del que procedía Ben Laden y el mundo occidental.

El mismo autor asegura que «no tenemos la más mínima afinidad cultural con los talibanes o los saudíes. En Grecia los agricultores eran dueños de sus tierras, votaban y formaban la milicia de las polis; esto no ocurría ni en Persia ni en Egipto. El rey Jerjes se sentó en su trono en Salamina e hizo un registro de sus súbditos valientes y cobardes… El general espartano Euribíades, y Temístocles, debatieron la conveniencia de luchar, condujeron ellos mismos a sus soldados a la batalla y escucharon a sus remeros gritar por la libertad mientras embestían al enemigo».

…Dos mil quinientos años después, seguimos igual: luchando en Salamina.

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