Ignacio Camacho en ABC
Más allá del fallido ojo clínico del presidente de la Junta, el episodio interroga sobre la aptitud de una hornada dirigente —no sólo del PSOE, ojo— que se ha saltado demasiado peldaños en su escalada. Esta gente ha crecido en la idea de que la política es un territorio de ambiciones, un campo para una carrera personal en la que resulta fácil acortar el trayecto del mérito o del esfuerzo por los atajos de la maniobra sectaria o la obediencia bien administrada. Y se les ha atrofiado el sentido del servicio público y de la ética civil, hasta provocarles un cortocircuito intelectual y moral del que sólo pueden salir achicharrados. Porque lo peor es que el tal Velasco acaso no entienda aún por qué ha tenido que irse de mala manera. Cabe esperar que al menos Griñán, que es de otro tiempo, sí lo sepa, aunque le cueste admitirlo.
domingo, 31 de octubre de 2010
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