domingo, 31 de octubre de 2010

La España anacrónica

Gabriel Albiac en ABC

Mientras el país se desmorona económicamente, mientras la corrupción política toma dimensiones faraónicas, mientras la administración entra en colapso y no hay ya materialmente dinero para atizar los costes de un insostenible sistema funcionarial multiplicado por las autonomías, Zapatero legisla sobre la «igualdad de género» o los «matrimonios homosexuales», «memorias históricas», «educaciones para la ciudadanía»…; mientras las peores dictaduras del planeta se convierten en nuestros únicos aliados internacionales, Zapatero busca forjarse un crédito modernista de campeón del anticlericalismo contra la Iglesia católica, al mismo tiempo que halaga miserablemente a un islam encastillado en la negativa de la plena condición ciudadana a sus mujeres y para el cual todo Estado que no se rija por la sharia es una aberración blasfema…

En septiembre de 2006, un discurso de Benedicto XVI iba a desencadenar el mayor delirio islamista de los últimos años. La tesis de Ratzinger era muy sencilla: el cristianismo es, ante todo, la Biblia traducida al griego; la Escritura a la luz de Platón y Aristóteles. Y eso traza entre los herederos de las filosofía griega y los creyentes del Nuevo Testamento un puente de comunicación e inteligibilidad. Justo lo que es imposible en religiones que —como el islam— no admiten posibilidad de interpretar el Libro divino. Y eso hace que la libertad y la democracia hayan, históricamente, nacido en sociedades cristianas. Y sean incompatibles con las islámicas.

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