Tomás Cuesta en ABC
Lo del señor De la Riva es una vulgaridad de tomo y lomo. Tomar pie en ello, como ha hecho la ministra Sinde, para dictar «el vacío a todos aquéllos que mantienen pensamientos y creencias obsoletas», no es tan sólo un desquicie retórico que convierte a un don nadie en canon del Satán redivivo; es colar por la puerta falsa la idea totalitaria, según la cual «los pensamientos y creencias obsoletas» deben ser depurados. En sensatez básica, lo del alcalde no es ni «pensamiento», ni «creencia», ni «obsoleto». Es una grosería.
(...)
Encerrar a las mujeres en guetos para «mujeres positivamente discriminadas» es destruir la lucha por una igualdad ante la ley, que es siempre igualdad entre diferentes. «Rechazo absolutamente la idea de encerrar a la mujer en un gueto femenino», escribía Simone de Beauvoir, porque «las mujeres no tienen que afirmarse como mujeres, sino como seres humanos de pleno derecho».
martes, 26 de octubre de 2010
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