Editorial de Libertad Digital
Jiménez no se hace ningún favor hablando en nombre de los Castro, tampoco nos lo hace a los españoles, a quienes representa, y, por supuesto, cada vez que pide diálogo con el verdugo propina una dolorosa puñalada por la espalda a los dos millones largos de desterrados y al creciente número de disidentes que viven dentro de la isla.
martes, 26 de octubre de 2010
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