lunes, 20 de junio de 2011

Rebeldes

José Carlos Rodríguez en Libertad Digital

Es una indignación contra la sociedad precisamente porque no les da todo lo que quieren. Una indignación infantil, por tanto, propia de una sociedad infantilizada. Hemos permitido que prevalezca una ideología que da por hecho que debemos recibir lo que queramos de los demás y que, en un tropo ingenioso y vil, considera esta actitud menesterosa y mendicante el colmo de la rebeldía. ¿Qué rebeldía es esa, que sólo sabe exigir de los demás y nunca de sí mismo? ¿Qué rebeldía parte de aceptar la ideología mayoritaria y erigirse en sus principales defensores? ¿Qué rebeldía puede enarbolar alguien que no ama la vida tanto como para querer agarrarla con sus propias manos? ¿Cómo se puede ser rebelde y pedir a los políticos que sean aún más poderosos? Es una rebeldía como esta: Una portavoz de la acampada ha dicho que ellos tienen un problema de imagen, y que el Gobierno debería resolverlo. Su problema es la imagen. Y debe resolverlo ¡el gobierno!

Marcel Gascón ha dado en el clavo al mirar a los indignados desde las lentes de Ayn Rand: "Su discurso utópico y falto de rigor es el que está llevando al colapso el sistema. Su desprecio de la legalidad y el de quienes deben hacer cumplirla una bomba para el Estado de Derecho. Para la única posibilidad conocida de libertad, seguridad y prosperidad". En una sociedad libre estamos frente a nuestro futuro, con sus azares e incertidumbres, con la única seguridad de que se nos respetará nuestra vida y nuestra propiedad, y sólo la prosperidad que podamos conseguir por nosotros mismos. Y eso es, para estos pedigüeños rebeldes, aterrador.

No hay comentarios: