José García Domínguez en Libertad Digital
Ya lo auguró el viejo Chesterton con lúcido sarcasmo: "Lo malo de que los hombres hayan dejado de creer en Dios no es que ya no crean en nada, sino que ahora están dispuestos a creerse cualquier cosa".
Explíquenselo a las viudas de los cinco bomberos catalanes que tuvieron que poner en juego –y perder– sus preciosas e irremplazables vidas por culpa de un simple y estúpido bosque. Porque si hasta los estertores mismos del siglo XX, la Historia, así con mayúscula solemnidad, dispuso de su propio Comité Central, el que condenaba o absolvía a los humanos según soberano e inapelable designio, ahora, su altar vacío vienen a ocuparlo todas las máscaras posibles de la Pachamama. He ahí los Na´vi de Avatar, diseñando ya las portadas de la prensa madrileña.
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