Juan Morote en Libertad Digital
Nuestros poliprogres, que tienen por costumbre insultarnos a todos los ciudadanos tomando decisiones que únicamente les convienen a ellos, en lugar de dedicarse a gobernar, resulta que poseen un sentido exacerbado de la imagen y la honorabilidad. No podemos decir que Caamaño esté gordo, ni Rubalcaba calvo, ni de la Vega amojamada en arrugas. Pero no se trata sólo de una mordaza al comentario sobre el parecido, porque también se priva al ciudadano, pagano de tanta traba, de poder enjuiciar con justicia los méritos intelectuales de Corbacho, Blanco, Pajín, Aído y tantos otros (traduzco, "otros" significa otros hombres y otras mujeres).
miércoles, 27 de octubre de 2010
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