jueves, 11 de noviembre de 2010

Elogio de nuestras madres

César Vidal en La Razón

A veces tengo la sospecha de que ahora esas madres han dejado de existir o porque las mujeres ya no tienen hijos o porque, como no están nunca en casa, poseídas por la culpa siquiera de manera inconsciente, cubren de regalos inmerecidos y caprichos absurdos a unas criaturas cada vez peor educadas. Si mi impresión no es errónea –y desearía de todo corazón que lo fuera– esta sociedad está mucho peor de lo que parece porque habría perdido una pieza esencial para mantener en pie todo el entramado social.

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