viernes, 5 de noviembre de 2010

Me llamo Juan Mierda

Carlos Herrera en ABC

Las cosas han funcionado racionalmente: los que temían ver desaparecer un apellido singular a manos de la ordinariez de un «Fulánez» han podido alterar el orden dinástico y preservar determinados tesoros heráldicos para mayor goce de los genealogistas. Ahora, sin embargo, un nuevo giro de tuerca lleva a excitar el debate familiar con el fin de establecer discusiones absurdas en el seno de familias sensibles al progreso. «¿Y cómo es eso de que tiene que llevar primero tu apellido en pudiendo llevar el mío? Lo siento, que decida el juez». Y el juez no tiene más remedio que aplicar un articulado según el cual se le impondrá al neonato aquél que primero figure en el escalafón abecedario. Si esta gilipollez, tan propia de la alegre muchachada que nos gobierna y nos cambia la vida, prolifera ante las ventanillas del registro, llegará un día en el que apellidos como Zapatero habrán desaparecido de la faz del solar patrio. Todos nos llamaremos Abad.



A "la alegre muchachada que nos gobierna" no debería preocuparle esto de los apellidos. Entre sus políticas favorecedoras del aborto y su "brillante" gestión económica, pronto no habrá niños a los que apellidar.

No hay comentarios: