Los barones del partido, el poder local del que emana el poder estatal del que disfruta Zapatero y su camarilla, le han visto las orejas al lobo y se han apresurado a dar la voz de alarma. A los barones socialistas el futuro de España no les importa demasiado, pero sí su propia suerte al frente de sus respectivos señoríos electorales, de donde muchos de ellos podrían salir aventados la próxima primavera.
Sería una feliz coincidencia de intereses. A unos les interesa seguir en el machito, a España le interesa librarse cuanto antes de Zapatero. En suma, una consecuencia no deseada de las, por lo demás, desastrosas elecciones autonómicas en Cataluña.
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