José Jiménez Lozano en La Razón
Los Cabritos de la constelación del Auriga siguen siendo hermosos, y, por el simple hecho de que navegamos por la vida, nos llena de melancolía su ocaso por estas fechas de diciembre. Aunque es verdad que están ahí, luego, la maravilla azul de Sirio y el fulgor de Las Pléyades o Cabrillas para consolarnos. Platón decía que se nos habían dado los ojos para mirar incansablemente esos incandescentes cuerpos, y a lo mejor tenía razón, porque Platón era muy platónico, evidentemente, pero también tenía sus ramalazos de realismo enorme, y, cuando descendía hasta la política misma, por ejemplo, decía cosas como que en los regímenes demagógicos, pródromos de las dictaduras, los padres tienen miedo de sus hijos, y los maestros de sus alumnos, y entonces hay que estar tan sobre aviso y mucho más que cuando los Cabritos se ocultan, y poder así leer en los «Arcana Imperii», además de en las estrellas.
domingo, 5 de diciembre de 2010
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