Lara Vidal en Libertad Digital
La afirmación de Clinton ha puesto el dedo en la llaga del aspecto más sucio de Wikileaks. El que las revelaciones tengan un contenido ocasionalmente ridículo e incluso cómico no pasa de la anécdota. Lo auténticamente grave es que hay personas cuyo papel en el complejo organigrama de la inteligencia norteamericana ha quedado desvelado y eso puede –literalmente– costarles la vida siquiera porque ya son un blanco identificado. Sean pocos o muchos, la consecuencia práctica es que hay personas que tienen que asumir la responsabilidad de no haber sabido custodiar informaciones que, como mínimo, eran sensibles, y si para hacer justicia tienen que perder su puesto en la administración o en la justicia, bienvenido sea el rigor.
viernes, 3 de diciembre de 2010
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