Ángela Vallvey en La Razón
Si DSK es culpable la gente se preguntará: «¿En qué manos estamos, en las de personas que sólo poseen el talento de la ambición de poder, pero carecen de disciplina y autocontrol…?». Y si DSK resultara inocente, pocos se compadecerán de él; pensaremos que lo que está sufriendo el político francés son los «efectos colaterales» del poder, no una injusticia, y que alguna desventaja tenía que tener llevar el mundo colgando de las manos como si fuese un llavero. La pasión del poder provoca de todo menos compasión.
miércoles, 18 de mayo de 2011
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