lunes, 30 de mayo de 2011

La "Revolución" española

Yulen Ariza Rossy y Miryam Lindberg, de la Fundación Heritage, en Libertad Digital

Las soluciones concretas que exigían listas abiertas y la reforma de una ley electoral que, indefectiblemente, habrían tenido que ir seguidas de una reforma política y de las instituciones representativas, han sido sucedidas por las proclamas utópicas de siempre. El movimiento de la "acampada" ha sido secuestrado por la izquierda marxista, que consigue que el pueblo termine exigiendo una prolongación de su agonía y que se aplique aquella nefasta receta de: "El Estado no funciona, solución: más Estado".

Si bien fueron los radicales de izquierda los que empezaron la protesta con una receta comunista como solución, en medio del eterno romanticismo por las revoluciones alimentado en y por los medios de comunicación, de pronto también surgió el despertar del español común y corriente, harto de pagar cada vez más impuestos; harto de ver cómo los políticos salvan a los bancos con el dinero del contribuyente para que después esos mismos bancos le embarguen al contribuyente su vivienda y lo dejen en la calle; harto de ver que, mientras que la inflación se come sus ahorros y los políticos hunden al país en más deuda soberana, los influyentes se codean con los políticos y ambos salen más ricos; harto de peores servicios; harto del insoportable statu quo. Pero, lamentablemente para el futuro de España, esa protestona mezcolanza de espontáneos rojos, antisistema, okupas, jubilados, desempleados, padres de familia, gente de buena voluntad y otros pide como solución menos mercado y más Estado: la receta perfecta para la argentinización de España.

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