José Carlos Rodríguez en Libertad Digital
El multiculturalismo procede del desprecio por nuestra propia cultura. En una concesión a nosotros mismos, nos otorgamos el mismo valor que a cualquier otro conjunto de costumbres y creencias con las que otras sociedades organizan su vida. Querer mostrar nuestra civilización (la única que merece ese nombre, por otro lado) como superior a las demás sería un ejercicio de "imperialismo" intolerable. Y, por tanto, no nos proclamamos mejores ni mostramos orgullosamente que lo somos ni las razones de ese orgullo. El propio desprecio alimenta el desprecio venido desde fuera. ¿Cómo no podría causar problemas?
lunes, 1 de noviembre de 2010
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